Almacén F-1

Presente, pasado y futuro del deporte del motor

Gran Premio de Mónaco 2021: Verstappen, líder del mundial

Tras faltar el año pasado por la pandemia, el Gran Premio de Mónaco regresaba este año al campeonato, dispuesto a poner toda la dificultad de su trazado en el devenir del año. Un reto siempre al que pilotos y monoplazas tienen que enfrentarse.

Uno de los que más ganas tenían, claro, era Charles Leclerc, con muchos amigos y aficionados al correr en su propia casa. No empezó bien para él, con un problema en el cambio que le dejaba apeado durante toda la primera sesión del viernes. Pero el otro Ferrari, en las manos de un fantástico Carlos Sainz, funcionaba. El SF21 era reactivo, las inercias nobles, el agarre estupendo. Y calentando las gomas un poco peor que el Red Bull, pero mejor que Mercedes.

Y así, Leclerc fue el más rápido en la segunda sesión de libres, con su compañero de equipo justo detrás. ¿Era Ferrari un rival real? Mercedes, y en especial Hamilton, estaba sufriendo. Verstappen estaba magnífico, pero Pérez lejos –pese al mejor tiempo en la primera sesión-. El accidente de Mick Schumacher en Massenet hizo acabar un poco antes la sesión.

Desde un lejano jueves, el sábado confirmó de nuevo las buenas sensaciones de la Scuderia Ferrari, pero Max Verstappen hizo el mejor tiempo. El holandés era consciente de que necesitaba aprovechar la oportunidad de poner distancia con Hamilton, en forma de pilotos de por medio. Nicholas Latifi se salió a la salida de la Piscina, y Mick Schumacher tuvo un fuerte golpe a la salida del Casino: nueva bandera roja y fin de la sesión. Peor para el alemán, los daños en su Haas hicieron que no pudiera participar en la clasificación.

Decir sesión de clasificación y Mónaco supone conjugar una serie de palabras que dan como resultado uno de los mayores espectáculos del mundo del motor, y quizás del deporte. Apurar al máximo la distancia con los guardarraíles, ser rápido y preciso, y conseguir la primera posición que da buenas perspectivas de vencer el domingo. Así, entre nubes y sol, empezó la primera ronda. Obviamente, los pilotos salieron a rodar cuantas más vueltas mejor, a fin de sortear el tráfico y asegurarse en algún momento un buen tiempo.

En toda esa sucesión de vueltas, al final fue Valtteri Bottas el que marcó el mejor tiempo con un 1’10’’938, único en bajar a los dieces de toda la parrilla. Tras él, Leclerc. Y Verstappen. Y Norris y Sainz. Mientras tanto, Lewis Hamilton seguía padeciendo: séptimo a 0’684 segundos. El Mercedes W12, que viene de ser un coche más difícil, no es un monoplaza adecuado para la angostez monegasca. Peor era, sin embargo, para los Alpine.

Salieron de España prometiendo estar en muy buena forma en Mónaco, basándose en los datos que arrojaba el tercer sector de Montmeló. Pero la realidad fue cruda: el coche era perezoso en el giro, muy subvirador, y a veces sobrevirador en la salida. Un monoplaza muy delicado en el que Esteban Ocon, sin embargo, logró sacar un buen tiempo y pasar en décima posición. Pero Fernando Alonso no lo pudo lograr: quedó a 0’465 segundos de su compañero de equipo, una distancia muy grande en un circuito tan pequeño.

Junto al español, delante de él, cayó el japonés Yuki Tsunoda, debutante en Mónaco, y a los mandos de un F1. Pese a ello, no estuvo a la altura, mientras Gasly pasaba sin problemas. Nicholas Latifi también caía, mientras Russell volvía a pasar a la siguiente sesión. Nikita Mazepin cerró realmente la clasificación, por delante de un Mick Schumacher que no salió a pista.

Segunda ronda. Menos tráfico. Nada de juegos estratégicos con las gomas: todos con blandos. Y de nuevo, vueltas continuadas, lanzadas y de preparación. Los Red Bull podían hacerla directamente, mientras que los Ferrari hacían dos vueltas de preparación para después hacer la vuelta rápida. Fue una lucha entre Leclerc y Verstappen, con Sainz logrando buenas vueltas, y Bottas apareciendo con firmeza a una vuelta con el Mercedes. El monegasco lideró con un 1’10’’597, sólo 0’053 segundos sobre el holandés, y 0’098 sobre Bottas. Tres pilotos muy apretados, destacando el buen trabajo de Bottas con un coche tan complejo. Sainz era cuarto, pero a 0’209 segundos.

Fue una buena sesión para Sebastian Vettel, que logró pasar a la última ronda, demostrando que las manos siguen estando ahí, mientras Stroll, que tocaba el muro en Mirabeau Bas, quedaba eliminado. Lo mismo para Antonio Giovinazzi, que pasaba de ronda dejando atrás a Kimi Räikkönen. Un gran resultado para el italiano, que está teniendo un año positivo, algo que necesitaba. La decepción llegó de la mano de Daniel Ricciardo, eliminado mientras Norris pasaba muy holgadamente. El australiano, que parecía que estaba haciéndose al McLaren, no fue capaz de encontrar el ritmo en Mónaco. Esteban Ocon, que se quedó muy cerca de pasar a la última ronda, y Russell, fueron los pilotos que completaron la eliminación.

Última sesión. Momento de dar el todo por el todo. Empezó golpeando Max Verstappen con un 1’10’’576. Los Ferrari llegaban entonces. Charles Leclerc venía con mucha velocidad, preciso, jugando con su monoplaza en el patio de su casa: 1’10’’346, pole position provisional, dejando a Verstappen a unos impresionantes 0’230 segundos. Carlos Sainz llegaba luego: por 35 milésimas no superó a Verstappen. Entonces llegó Bottas, que se colocaba tercero, superando por sólo 10 milésimas a Carlos Sainz, que era cuarto. Podía ser segundo. Quizás soñar una pole era demasiado, pero la primera línea estaba ahí.

Lewis sufría como hacía tiempo que no se le veía padecer en un coche. Impreciso hasta el punto de golpear en Mirabeau Bas en su segundo intento, si daños. También Verstappen tuvo que abortar su vuelta al irse largo en la entrada de Portier. La pista parecía haber empeorado, con las nubes más presentes asomándose por la roca que circunda el Estado de Mónaco. Pero cuando inició su última vuelta, Max Verstappen decidió encontrar el ritmo. Venía en tiempo de pole. Pero llegó la sorpresa.

Charles Leclerc había salido de la curva Louis Chiron, el compatriota que adornaba su casco en honor a la victoria de 1931 en Mónaco. Rápido, buscando mejorar su tiempo. Al atacar la chicane de la Piscina, apuró demasiado el interior: golpe, suspensión rota, rueda delantera derecha bailando y un Ferrari como una flecha dirigido a la barrera exterior. Monoplaza destrozado y bandera roja con el tiempo ya casi cumplido. Pole asegurada para el monegasco, pese a las dudas iniciales de un posible golpe intencionado.

Todos se quedaron con la vuelta en las manos. Verstappen tuvo que conformarse con el segundo, Bottas tercero, Sainz cuarto –visiblemente molesto, y saludando fríamente a Leclerc-. Brillante fue el quinto puesto de Lando Norris, así como el sexto de Pierre Gasly. Tras ellos, desconcertado, sin saber explicar qué estaba ocurriendo, Lewis Hamilton firmaba un séptimo lugar verdaderamente malo en una pista como Mónaco. Junto a él, Sebastian Vettel, octavo, más contento que quien fuera su rival hace pocos años. Sergio Pérez, impreciso, sólo pudo ser noveno, cuando el Red Bull estaba posiblemente para la pole, o estar mucho más arriba, desde luego. Casi un segundo entero le separaba de Max Verstappen: excesivo. Cerró la tabla Antonio Giovinazzi, que bastante había logrado estando en ella.

Tras la clasificación se alzaron voces planteando que el piloto que provocase una bandera roja –o amarilla- que le reportase un beneficio, debería ser sancionado. Es decir, en este caso, Leclerc era pole provisional, con lo que la bandera roja se la aseguró. En realidad, la perversión del planteamiento es tan grande que merece sólo una reflexión: en ese caso, ningún piloto arriesgaría nada bajo el peligro de ser sancionado, de modo que sólo los que no tuvieran –en este caso- la pole provisional podrían intentar mejorar sin el temor a que si cometen un error serán sancionados. Es decir, se eliminaría la esencia de la competición y del pilotaje. Bastantes limitaciones y decisiones absurdas se han tomado ya. No sigamos estropeando el deporte.

El domingo, el sol lucía en Mónaco, entregando la belleza de luces y sombras, de brillos y reflejos que adornan este circuito urbano. Pero toda esa belleza se empañaba para los lugareños en la vuelta en la que Charles Leclerc se dirigía desde los boxes a la parrilla. Por la mañana, Ferrari había confirmado que no había ningún problema en el coche de Leclerc. Sin embargo, el monegasco reportó por radio un problema con el cambio. Los peores temores se confirmaban.

Las revisiones de última hora confirmaban que no se trataba de un problema con el cambio en sí, sino con el palier del lado izquierdo, que consecuentemente daba problemas con la transmisión. Era irreparable antes de la carrera. Y primero no se dirigió a la parrilla, y luego se confirmó que ni siquiera iniciaría la carrera. El autor de la pole, en su Gran Premio de casa, el primero en lograrlo, terminaba la carrera antes de empezarla.

Las buenas noticias eran para el resto, aunque la carrera se veía privada de inicio del gran duelo entre los dos mayores talentos entre los pilotos jóvenes actualmente en la parrilla. Y obviamente, Max Verstappen no estaba dispuesto a desaprovechar el ‘regalo’ de la Scuderia. De modo que al apagarse los semáforos, y pese a un mejor arranque de Valtteri Bottas desde la segunda posición, al salir de Ste. Devote, Verstappen era el líder, con Bottas y Sainz por detrás. Hubo pocas variaciones, la más significativa el adelantamiento de Mick Schumacher a Mazepin en Fairmont –antigua Loews-.

Al paso por meta, Verstappen era líder, y desde ahí tenía que construir su carrera, seguido de Bottas, Sainz, Norris, Gasly, Hamilton, Vettel, Pérez, Giovinazzi, Ocon, Stroll, Räikkönen, Ricciardo, Alonso, Russell, Latifi, Tsunoda, Schumacher y Mazepin. Verstappen y Bottas abrían un ligero espacio con Sainz, que estaba dejando también espacio para mantener su Ferrari en óptimas condiciones.

Era el juego de la espera, y sobre todo de no cometer errores. En la vuelta 16, cuando Verstappen tenía a 1’8 segundos a Bottas y a 4’2 a Sainz, cambió el ritmo. La parada se acercaba, y había que impedir riesgos estratégicos. Así, vuelta tras vuelta, décima a décima, abrió el hueco. En la vuelta 30 eran 4’8 segundos con Bottas, que tenía a 1’8 a Sainz, que a su vez mantenía a raya a Norris a 6’3 segundos. Fue en esa vuelta cuando paró Lewis Hamilton a montar neumáticos duros, saliendo octavo. Sus rivales olieron la oportunidad y también subieron el ritmo.

En la vuelta siguiente, Bottas entró en el carril de boxes para no abandonarlo jamás. De forma inexplicable, la rueda delantera derecha no salía de su posición. Pasaban los segundos. Estaba atrapada. No había nada que hacer. Desde la segunda posición, Valtteri Bottas abandonaba la carrera. Sainz lo hizo en la 33, todos poniendo el duro, volviendo a pista tercero, pero segundo en realidad, pues delante estaba Pérez.

En la vuelta 34, Verstappen, paró, puso los duros y salió pegado a Pérez, que se detuvo en la siguiente. Reordenada la carrera, Verstappen era líder con 6’5 segundos respecto a Sainz. El español empezó a recortar la distancia, que llegó a los 2’7 segundos en la vuelta 50. Pero no iba a pasar de ahí. Max Verstappen subió el ritmo y se alejó, dejando claro que el ritmo lo tenía todo él, y dejando en el aire la duda si realmente Charles Leclerc hubiera podido con él. Quizás sólo estando primero.

Mientras tanto, Lewis Hamilton se desesperaba en séptima posición. Tras las paradas, tanto Pérez, como Vettel, pasaron al inglés, que estaba cerca de Pierre Gasly, pero no podía adelantarlo. Mientras tanto, su mayor rival iba a ganar la carrera. Para minimizar la pérdida, paró en boxes en la vuelta 68, y en la siguiente marcó la vuelta rápida con un 1’12’’909, nuevo récord del circuito de Mónaco.

La única pelea viva era entre Norris y Pérez, pero hacia el final de la carrera se abrió un pequeño hueco, y todo quedó en orden. Y así, fue un día de primeras veces para Max Verstappen, que lograba su 12ª victoria, la primera en el circuito de Mónaco. Las bocinas de los barcos y yates sonaban, como es tradición, esta vez en su honor. Sabor más dulce aún porque por cuatro puntos se colocaba líder del mundial sobre Hamilton, primera vez que el holandés se encarama al liderato del campeonato en su vida. Max Verstappen está fuerte, y esta vez sí aprovechó las circunstancias plenamente, mientras Hamilton tenía un raro fin de semana, que no se repetirá muy a menudo.

Que tu primer podio con Ferrari sea en una pista tan bonita como Mónaco, siendo además el primer podio en el Gran Premio, hizo del día algo especial para Carlos Sainz. Protagonizó una carrera muy madura, y cuando Bottas abandonó, tuvo la voluntad de ir a por la carrera. Pero el SF21 no tenía tanto ritmo como para llegar al Red Bull y someter a presión a Verstappen. Pero eso no quita nada de mérito a una preciosa carrera. A un fin de semana, en realidad, para enmarcar. En la quinta carrera con Ferrari, Carlos Sainz ya está adaptado, y es parte importante del equipo.

Tercero llegó un gran Lando Norris, también en su primer podio en Mónaco, completando un podio jovencísimo, el del futuro de esta Formula 1. El inglés llegó incluso a doblar a Daniel Ricciardo, pero más importante, no se vio afectado por la fuerte presión de Sergio Pérez en los compases finales de la carrera. Mantuvo la compostura y rubricó el podio con firmeza. De hecho, Sergio Pérez, cuarto, hizo una gran carrera tras tener un fin de semana muy regular. Pero en carrera, y con una buena estrategia, casi llegó al podio. Su resultado le dio al equipo el liderato también en el mundial de constructores.

Otro piloto que se reencontró con las buenas sensaciones este fin de semana fue Sebastian Vettel, que durante todo el Gran Premio estuvo cómodo. Su quinto puesto final no es sólo el mejor resultado en la historia de Aston Martin en la Formula 1, sino un soplo de aire para el alemán, que necesitaba recuperar esas buenas sensaciones. Brillante su duelo con Pierre Gasly subiendo hacia Massenet tras salir de boxes. Las manos nunca se fueron, y ojalá hayan vuelto para quedarse. Tras él llegó Pierre Gasly, que como siempre maximiza todas las oportunidades, y tuvo además la tranquilidad de contener a Hamilton.

Un Hamilton frustrado durante toda la carrera. Fue de los primeros en parar, esperando una revolución de posiciones. Pero no fue el fin de semana de Hamilton. Tras el inglés, y completando un buen resultado para Aston Martin, Lance Stroll llegó octavo, aunque teniendo varios sustos con los muros. Esteban Ocon sacó petróleo de un torpe Alpine en el circuito de Mónaco, y volvió a puntuar en otro Gran Premio. Más mérito esta vez, porque el coche no respondía en este circuito. Cerró la zona de puntos Antonio Giovinazzi, que estuvo peor en carrera que en clasificación, pero cuyo fin de semana fue positivo.

Fuera de puntos llegó Kimi Räikkönen, con la estrategia cambiada, empezando con neumáticos duros, pero eso no le sirvió para llegar a los puntos. Decimosegundo, un desaparecido Daniel Ricciardo, muy apagado todo el fin de semana. Lo mismo que Fernando Alonso, decimotercero, desconocido y doblegado por su compañero. El español sufre en su adaptación a un coche que tampoco es el más sencillo. Mucho trabajo por delante para ambos. Los Williams llegaron uno tras otro en su Gran Premio número 750: Russell delante de Latifi. Yuki Tsunoda fue decimosexto, condicionado por una mala clasificación, contando con un coche mucho mejor que esa posición. Nikita Mazepin superó por primera vez a Mick Schumacher, que al menos tuvo la experiencia de acabar en Mónaco, tras un fin de semana muy irregular.

Y mientras el sol se ocultaba tras la roca que abraza Mónaco, ya en territorio francés, y los equipos empezaban a recoger y las fiestas continuaban para los que tienen una vida más libre, Max Verstappen paladeaba el momento. Mónaco a sus pies. El Mundial a sus pies. La oportunidad que estaba esperando, por fin delante suyo. Red Bull tiene mucho que trabajar, porque no será fácil. Pero Max Verstappen está listo para acabar con la vieja guardia. Es ley de vida.

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