Almacén F-1

Presente, pasado y futuro del deporte del motor

LOS LUNES AL BOX: GRAN PREMIO EMILIA ROMAGNA 2020

Y la F1 volvió a Imola para la disputa de un novedoso Gran Premio de la Emilia Romagna, tras catorce años sin rodar por la pista italiana que tantos momentos bonitos y tristes ha regalado a la historia de la competición. Volver a Imola siempre hace a la F1 mejor, con su trazado variado, con un ritmo alto y vibrante, con curvas complicadas, con velocidad siempre latente. Y ello pese a su estrechez, pese a que adelantar fuese difícil, aunque quizás este año, con la larga recta de Rivazza hasta Tamburello sin la Variante Bassa, mejorase.

Pierre Gasly llegaba con la buena noticia de que seguiría en Alpha Tauri en 2021. Es cierto que el francés está pilotando tan bien que merece quizás subir un peldaño en cuanto a equipo, pero también es cierto que mantenerse en F1 ya es un éxito para un piloto que casi fue defenestrado, y que otro año calmado en un equipo sin grandes aspiraciones de resultados será positivo, de modo que pueda seguir explotando su potencial. Además, el francés llegaba a Imola con un casco en homenaje a Ayrton Senna.

Igualmente, Alfa Romeo confirmaba por un lado su colaboración con Sauber, y por otro a sus dos pilotos para 2021. En el caso de Kimi Räikkönen es una excelente noticia para el equipo y para la F1, puesto que el finlandés –que está más relajado que nunca- sigue rindiendo a un alto nivel competitivo, y sabe aportar la experiencia y la madurez para el crecimiento del equipo. Kimi sigue siendo rápido, como lleva demostrando este año pese a contar con un coche con un rendimiento deficiente, pero las manos y la motivación siguen ahí. Mayor sorpresa es la renovación de Giovinazzi, que no acaba de explotar en su rendimiento. Para ser justos, las últimas actuaciones del italiano están siendo mucho más positivas, y parece ir cogiendo más madurez, pero el año seguramente su renovación va acompañada de un ultimátum: o rinde en 2021, o la F1 se habrá acabado para él.

Este Gran Premio estrenaba una nueva modalidad de fin de semana, sin entrenamientos libres los viernes y sólo una sesión de hora y media el sábado. En realidad, es algo que ya se vivió en Nürburgring por razones climáticas. Y la realidad es que cambió poco el orden establecido. Lo que modificó sustancialmente fue la acción en pista, ya que todos los pilotos rodaron mucho, lo cual hubiera sido genial para los espectadores en el circuito, si lis hubiera habido –al final no se permitió su acceso-. Decíamos que nada del orden establecido cambió: los Mercedes dominaron, con Hamilton en primer lugar con un tiempo de 1’14’’726, con Verstappen a 0’297 segundos y Bottas tercero a 0’492. Desde ahí, las distancias eran enormes con el cuarto, Pierre Gasly, a casi un segundo de Hamilton. De hecho, los Alpha Tauri funcionaron bien desde el principio, lo que sin duda se debe, entre otros factores, a los test que hicieron en esta pista, la más cercana a su factoría. Hubo, eso sí, muchas vueltas eliminadas por exceso en los límites de la pista, que además fueron variados antes de la clasificación, a fin de hacer todavía más complicado y absurdo el asunto.

Así que parcialmente a ciegas, pero con los rendimientos muy definidos, comenzó la primera sesión de clasificación bajo un sol tendente al crepúsculo que dejaba una preciosa luz sobre el trazado. Una sesión en la que Valtteri Bottas sufrió –relativamente- para lograr un tiempo, ya que en los primeros intentos encontró tráfico. Y a pesar de ello, acabó siendo el más rápido con un tiempo de 1’14’’221, sólo 8 milésimas mejor que el tiempo que había establecido Hamilton. Max Verstappen estaba a ocho décimas, Leclerc sorprendentemente cuarto, y George Russell no faltaba a su cita con la sorpresa de pasar a la siguiente ronda en un Williams. Lo hemos naturalizado en gran medida, pero hay que valorar el paso adelante dado por el equipo, y las manos del inglés. Los eliminados fueron Grosjean, Magnussen, un enfadado Räikkönen –le habían quitado el tiempo por exceder los límites de pista en lo que él consideraba que no había cometido-, Latifi y Giovinazzi

Pese a no haber tenido demasiado contacto con la pista, los equipos tenían clara la opción estratégica: Mercedes, Red Bull y Ferrari salieron con neumáticos medios. Hay que alabar el coraje de Ferrari con un coche con tan pobre rendimiento, pretendiendo emular a los dos mejores equipos. La sesión fue intensa gracias al problema de potencia que experimentó Max Verstappen. Se dirigió a los boxes, donde sus mecánicos trabajaron –otra vez- a contrarreloj para solucionar el problema, algo que hicieron con el tiempo bastante justo. Max salió a pista con los medios, hizo una vuelta correcta, y acabó en sexta posición. Delante, Bottas era el líder con un 1’14’’585, sólo 0’058 segundos mejor que Hamilton, con Gasly tercero también muy cerca, pero con los neumáticos blandos.

Vettel sufrió con el medio, y sufrió con el blando de su segundo intento. El alemán no tenía ni ritmo ni velocidad, saliéndose de pista en la segunda de Rivazza y levantando polvo y piedras. Sobreconduciendo ostensiblemente, excediendo los límites de la pista, lo que le acabó acarreando la retirada de su mejor tiempo, aunque eso sólo supuso que pasó del decimotercer lugar al decimocuarto, mientras que Leclerc, pese a ahogos, estaba séptimo. De hecho, la zona media era un pañuelo: de Ricciardo, quinto, a Pérez, undécimo y primer eliminado, había sólo 0’108 segundos. Siete pilotos en ese exiguo margen. Así que Pérez cayó, con Ocon, con Russell, Vettel y también Stroll, que completó una mala sesión para los Racing Point, que no se adaptaban a las necesidades del trazado.

Esas necesidades son, especialmente, la agilidad en el cambio de dirección, la estabilidad en frenada –recta o en apoyo- y la tracción. No es difícil adivinar quién sobresale –también- en esos campos. Así que la llegó la tercera ronda, y se sabía de antemano que la pole volvería a estar entre los Mercedes. En el primero intento, Hamilton cometió un leve error a la salida de Rivazza, pero su 1’13’’781 le dejaba en la pole provisional por sólo 0’031 segundos sobre Bottas. Al finlandés parecía no encajarle esta pista. Pero quedaba una segunda vuelta.

Y hay que reconocer que cuando Bottas se pone en modo velocidad a una vuelta, es de los pilotos más bonitos de ver de la parrilla actual. Su paseo por el parque de Imola fue una maravilla: estable en las chicanes atacando con precisión los pianos, rápido en los cambios de dirección, aplicando gas muy pronto y frenando con elegancia. El resultado fue un magnífico tiempo de 1’13’’609 que Hamilton, pese a mejorar sus tiempos, no pudo alcanzar por 0’097 segundos. Era la decimoquinta pole para Bottas, pero Lewis, al bajar del coche, no estaba precisamente feliz. Quería esta pole en Imola, en la primera –y quizás última- vez que corría con un F1 en el circuito.

En todo caso, los Mercedes fueron otra dimensión. Los únicos en bajar a tiempos de 13, porque el tercero, el perenne Max Verstappen, marcó un 1’14’’176 que le dejaba lejos: 0’567 segundos. El holandés estuvo correcto, sin nada que reprochar. Sólo que no hay más en su coche. El cuarto clasificado sí que estaba exultante, con su casco pintado con los colores de Senna: Pierre Gasly lograba la mejor clasificación de su carrera, con la mirada puesta en una carrera que ofrecía buenos auspicios. Lo mismo en el caso de Ricciardo, un sólido quinto.

Albon decepcionó de nuevo. Errores en la segunda sesión, y un sexto en la definitiva, lejos de Verstappen. Tras él, ya dentro de la distancia del segundo -1’007 en concreto-, Charles Leclerc se colocaba séptimo, volviendo a pelear con un Ferrari al que le costó entrar en sintonía con lo que el monegasco pedía: un eje delantero estable y sin subviraje. No lo consiguió, pero Leclerc no acostumbra a rendirse, de modo que asfixió a su monoplaza hasta llevarlo al séptimo puesto. Lo cual tiene mérito si vemos que el octavo era Kvyat con un Alpha Tauri, que en esta pista estaban muy cómodos. El ruso, que ya se ve fuera de la F1 ante la falta de confirmación por parte de Red Bull, no hizo una mala sesión, y volvió a entrar en la última sesión. La quinta fila, noveno y décimo puesto, fueron para Lando Norris y Carlos Sainz. Los McLaren, que es lo peor, estaban lejos de los demás –en términos relativos, a una y dos décimas de Kvyat-, de modo que nunca estuvieron en posición de luchar por puestos mejores.

El domingo las nubes se alternaron con el sol en Imola. Sólo hubo alguna preocupación con Gasly en la parrilla, con los mecánicos realizando trabajos intensos, y con el asiento de Hamilton. Por lo demás, todo transcurrió con normalidad hasta el momento de apagarse los semáforos. ¿Podría Bottas mantener el liderato? Sí, de hecho salió muy bien, aunque el que mejor lo hizo fue Pierre Gasly, que empezó a atacar por la derecha a un lento Lewis Hamilton, que a su vez veía cómo Max Verstappen le adelantaba por la izquierda. Así que Lewis dejó sin espacio a Gasly, que tuvo que levantar y perder posición con Ricciardo, que incluso amagó con atacar a Hamilton.

Pasado Tamburello, la cabeza de carrera se ordenó. Pero Lance Stroll se tocó con Ocon en la entrada de la variante, dañando el alerón delantero y perdiéndolo justo a la salida de la curva, donde reposó algunas vueltas hasta ser retirado, con lo que el canadiense tuvo que pasar por boxes al acabar la vuelta. Más adelante, Sebastian Vettel peleaba con Kevin Magnussen en Tosa, el Ferrari por el interior, el Haas cerrado por fuera. El toque fue inevitable –se investigó sin sanción-, Magnussen trompeó y cayó al último lugar. Este momento definió en gran medida la carrera.

Al paso por meta, Bottas era un sólido líder por delante de Verstappen, que estaba cerca, Hamilton, Ricciardo, Gasly, Leclerc, Albon, Kvyat, Norris, Sainz, Pérez, Ocon, Russell, un brillante Giovinazzi, Vettel, Räikkönen, Grosjean, Latifi, Stroll y Magnussen. Vigilando a Max camino de Tamburello, Bottas sabía que tenía una opción fantástica para ganar la carrera. Al llegar a Tosa, vio una pieza roja en la pista, e intentó no pasar con las ruedas sobre ella. Pero la pieza se subió a bordo del Mercedes, dañando parte del fondo plano y estropeando la aerodinámica del monoplaza. Podía no ser grave, dado que en Imola adelantar no era fácil, pero acabó por condicionar su carrera. No en el momento, sino vuelta a vuelta, en las que no podía abrir distancia con Verstappen, que estaba siempre rondando como máximo los 2 segundos, y a su vez este con Hamilton igual de cerca, y quejándose de que seguir a otro coche era difícil en esta pista.

Lo cierto es que eso dependía, porque Carlos Sainz adelantó a su compañero Lando Norris en la vuelta 6 por el exterior de la frenada para Tamburello, colocándose noveno con la inestimable ayuda del DRS. Este era el único lugar de posibles adelantamientos. Pero si Bottas sufría, peor era para Pierre Gasly. El francés había empezado bien, aunque por la salida había perdido una posición. Sin embargo, desde la radio llegó un mensaje letal: fallo terminal en el Alpha Tauri, y la orden de llevarlo de inmediato a boxes. Era la vuelta 9, y la retirada del francés, que merecía y apuntaba a más en este Gran Premio.

Ante la caravana de monoplazas que se formó, especialmente en el grupo medio, las paradas se adelantaron bastante. Giovinazzi lo hizo muy pronto en la vuelta 11, pero la cascada llegó en las vueltas 14 y 15, cuando Leclerc, Norris, Ocon, Albon, Kvyat y Ricciardo pararon para colocar el duro, y en la vuelta 18, Sainz puso el medio. En cabeza de carrera, Hamilton no podía con Verstappen, pero veía que Bottas tampoco se escapaba. De hecho, Max apuntó que el ritmo era lento: no podía saber el daño en el Mercedes. Así que Red Bull decidió liberarlo: lo paró en la vuelta 19 y puso el neumático duro. Era una posibilidad. Salvo que Hamilton pudo así subir su ritmo y empezar a marcar vueltas rápidas, pese a haberse quejado del estado de la rueda delantera derecha. Mercedes no tuvo otra opción que parar a Bottas para cubrir la posición, lo que hicieron en la vuelta 20, colocando el duro. Y este fue el segundo momento clave de la carrera: Hamilton comenzó a abrir espacio, cada vez más, mientras Bottas lidiaba con contener a Verstappen. El tiempo que se perdía en la parada se iba acercando, hasta que Hamilton, con los medios –supuestamente dañados- logró la distancia. Y entonces, en la vuelta 30, Esteban Ocon paró su Renault en la hierba, abandonando.

Como caído del cielo, se desplegó el coche de seguridad virtual justo cuando Hamilton se acercaba al pit lane. Lo tomó, cambió a los duros, y cuando rodaba hacia la salida de boxes, la carrera se reanudó. Ha ocurrido, sin duda casualmente, algunas otras veces. Sólo duró veinte segundos, los necesarios para garantizar todavía más el que Lewis saliera por delante de Valtteri. Lo hizo, concretamente casi 4 segundos por delante. Carrera definida y de cara para Hamilton. No para Bottas, que veía irse a Lewis, pero hacerse grande a Max. El holandés estaba desesperado, y en la vuelta 35 se pasó en Acque Minerali, sin consecuencias. Pero empezó a provocar errores en Bottas, todos en la delicada frenada para Rivazza, en bajada. EL primero en la vuelta 37. El segundo en la 40, vuelta en la que Vettel, que rodaba cuarto, paró en boxes –quería blandos pero le pusieron los duros- y Ferrari tardó 13’1 segundos en el cambio, haciéndole volver decimocuarto.

Los fallos de Bottas eran calcados. Pasada de frenada, pequeña salida a la grava, pero lograba salvarlo en la recta hasta Tamburello. Hasta la vuelta 43. Verstappen se colocó muy cerca, y por un momento parecía que Bottas iba a salvarlo de nuevo. Pasaron por la antigua meta, el Red Bull se movió a la derecha en un mar de chispas, y en la frenada de Tamburello se hizo con el segundo puesto, con explosión de júbilo del holandés incluida. La alegría le iba a durar poco, tan sólo ocho vueltas. En la 51, saliendo de Tamburello hacia Villeneuve, el neumático trasero derecho explotó, lanzando el Red Bull hacia la puzolana, y abandonando en el acto. El coche de seguridad hizo acto de presencia. Tarde para Magnussen, que dos vueltas antes se había retirado por dolores de cabeza provocados por los cambios de marcha.

Con la retirada de Verstappen, Sergio Pérez, que estaba firmando una carrera espectacular, subía al tercer lugar. De manera inexplicable, Racing Point decidió pararle para colocar los blandos, como también hicieron Bottas, Sainz, Kvyat, Hamilton, Vettel, Norris o Stroll –que arrolló al mecánico del gato delantero-. Mientras quitaban el coche de Verstappen, en la vuelta 53 y justo tras el coche de seguridad, el Williams de Russell se salió de pista bajando al Acque Minerali, mientras calentaba gomas, e impactó contra el muro de la izquierda. Abandono. Y extensión del periodo de seguridad. Hamilton, Bottas, Ricciardo, Leclerc, Albon, Pérez, Kvyat, Sainz, Norris, Räikkönen, Giovinazzi, Latifi, Grosjean, Vettel y Stroll detrás del coche de seguridad, que se retiró en la vuelta 58.

Hamilton relanzó la carrera desde la primera de Rivazza, dejando a todos atrás. Sólo Daniil Kvyat cogió el rebufo a Pérez y Albon y los pasó camino de Tamburello. Pérez luego pasó a Albon llegando a Villeneuve, y el tailandés acabó sucumbiendo a unos neumáticos fríos y a ataques masivos –los McLaren estaban ya al acecho-, así que acelerando para Tosa derrapó y perdió el control del coche. Un día aciago para Red Bull, aunque el tailandés siguió en carrera, último. Kvyat, sin embargo, seguía con su ímpetu, y llegando a Piratella adelantó por fuera, con mucha valentía, a Leclerc. Ya era cuarto, e iba a por Ricciardo, como Pérez a por Leclerc. Pero ninguno lograría desbancarlos.

Delante, Lewis Hamilton se permitía el lujo de marcar la vuelta rápida en la última vuelta de la carrea, con un 1’15’’914, y cruzar la línea de meta para ganar por nonagesimotercera vez. Con el doblete de Mercedes, y los Red Bull sin puntuar, el equipo alemán hacía historia al ser el primero en lograr siete títulos mundiales de constructores de manera consecutiva, superando los seis de Ferrari de 1999 a 2004. A falta de cinco carreras, con Hamilton pudiendo lograr ya en Turquía su séptimo título de pilotos. Sólo Bottas tenía el rostro cariacontecido. En realidad, el finlandés lleva haciendo buenas carreras últimamente, pero por unas razones u otras acaba sucumbiendo ante Hamilton, que sencillamente maximiza todas las circunstancias y acaba revirtiendo la situación que tan de cara se le había puesto al finlandés. En este caso, desde la tercera posición.

Esa que acabó ocupando Daniel Ricciardo, en el segundo podio del año. No sólo es afortunado, por el abandono de Verstappen, sino que el australiano cuajó una excelente carrera, y fue especialmente rocoso en su defensa frente a Kvyat, que venía con mejores armas para las últimas vueltas. De hecho, el cuarto lugar del ruso logró paliar para Alpha Tauri el abandono de Gasly, con una carrera muy sólida de Kvyat rematada de manera incisiva pero segura. Podría haber merecido el podio sin ningún problema.

Que Charles Leclerc acabe quinto, retiradas y otras circunstancias mediante y tenidas en cuenta, no deja de ser asombroso, con ese Ferrari, que además en Imola no encajaba ni se comportaba bien. Pero el monegasco se empeña en estar donde no le toca, para alegría en parte de la cúpula de Ferrari, que se dejó ver por el circuito. Su defensa sobre Pérez fue meritoria, tanto como incomprensible que Racing Point perdiese este podio. Ricciardo no paró en boxes y pudo mantenerlo, primando la posición en pista sobre la velocidad en las últimas vueltas. El Racing Point, en las manos del mexicano, hubiera actuado igual, como se demostró con una carrera para enmarcar, de esas que hacen desear que este piloto esté en 2021 en pista. Fue una auténtica oportunidad perdida.

McLaren no estaba a tono en este Gran Premio, y sin embargo, acabó sacando un buen resultado, con el séptimo y octavo de Sainz y Norris. El madrileño, además, se repuso de la clasificación y en carrera, adelantamiento mediante, doblegó a su compañero de equipo en meta. Un resultado quizás pobre, pero bueno en conjunto. Ahora bien, el McLaren ha perdido rendimiento conforme avanza el campeonato.

Si lo de Pérez es remarcable, la carrera que protagonizó Kimi Räikkönen fue espectacular, sin más. Aguantó 49 vueltas con los medios, y entonces paró a por los blandos, cayendo de la cuarta a la duodécima posición, pero empezando a rodar muy rápido. Obviamente, el coche de seguridad le ayudó –más lo hubiera hecho si llega a salir antes de parar en boxes-, pero el noveno puesto del finlandés es fantástico, más aún secundado por el décimo para Giovinazzi, en un día para celebrar en Alfa Romeo, y en casa.

Fuera de los puntos llegó Latifi. Tras él, Sebastian Vettel, que esta vez no estaba haciendo una mala carrera, y apuntaba a la posibilidad de puntuar con bastante mérito desde le decimocuarta posición de partida. Pero una parada terrible, y una estrategia contra la voluntad del piloto, acabaron por volver a hundir al alemán. Su año es durísimo. Tampoco fue el fin de semana de Lance Stroll, precisamente el próximo compañero de Vettel. El canadiense parecía no tener la mente puesta en Imola, con errores evitables que incluso pudieron lesionar gravemente a uno de los miembros de su equipo. Así, no merece estar en F1.

Con una penalización de 5 segundos, del duodécimo pasó al decimocuarto Romain Grosjean, que no respetó los límites de la pista. Lamentablemente, como el último clasificado, Alexander Albon no estuvo en esta carrera, y cuando pudo estar, cometió un sonoro error que lo condena.

La próxima carrera será Turquía, en el Istanbul Park, otro circuito que vuelve al calendario y que tenía elementos muy atractivos. Al menos, por anchura y trazado, debería permitir carreras con más posibilidad de adelantamiento. Pero, más allá de eso, dejar Imola siempre produce una sensación de tristeza. El lugar es precioso, el trazado exigente y variado, y la historia que rodea a ese circuito lo convierte en magnético para el mundo del automovilismo. Quizás, si las circunstancias son propicias, debería volver a ser un asiduo en el calendario.

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