Almacén F-1

Presente, pasado y futuro del deporte del motor

LOS LUNES AL BOX: GRAN PREMIO DEL 70 ANIVERSARIO.-

La F1 se quedaba una semana más en Silverstone para celebrar un Gran Premio con nombre rimbombante, pero muy significativo: el del 70 Aniversario. Y es que este año se debía celebrar por todo lo alto una fecha tan significativa para la máxima expresión del automovilismo, que comenzó como campeonato del mundo precisamente en el trazado inglés un mes de mayo de 1950.

Y es que a través de los años, con luchas más cerradas o dominios aplastantes, con alegrías y emociones superlativas o desgracias tremendas, la F1 levanta pasiones y no deja indiferente ni siquiera a quien no es su asiduo seguidor. Porque la velocidad es una cualidad innata en la naturaleza humana, el deseo de ir más rápido y de vencer al rival. Y desde que se fabricó el segundo coche, hubo una carrera. Y hasta aquí hemos llegado de momento: más rápidos que nunca en la historia de este deporte.

Por otro lado, en Silverstone recibíamos la noticia de que finalmente la FIA había decidido sancionar a Racing Point por copiar los conductos de frenos en su RP20 del Mercedes W10 de 2019, lo que suponía la pérdida de los 15 puntos de Estiria, 400.000 euros de multa, y dos reprimendas por el uso de estos conductos en Hungría y Gran Bretaña. Decisión cuanto menos llamativa, porque se había declarado la legalidad, y ahora se consideran ilegales, pero pueden seguir usando las piezas. Renault se sale con la suya, y tal y como le decía Christian Horner a Mattia Binotto durante los segundos entrenamientos libres, “Renault debería seguir adelante”, en el sentido de acabar logrando la ilegalidad de todo el Racing Point. Y mientras tanto, el copiado, plagiado, imitado o como se quiera decir, mira hacia otro lado y no denuncia la situación, hasta el punto de que sale en defensa del infractor. Pero eso no significa que la historia esté terminada, ya que Red Bull, Ferrari, Renault y sorprendentemente McLaren –que llevará motores Mercedes en 2021- y Williams –cliente Mercedes- ya han anunciado que recurrirán la decisión, una maniobra en clave política más contra Mercedes que contra Racing Point, en una división de bandos llamativa justo cuando se está negociando el nuevo Pacto de la Concordia. Ya que no hay lucha en pista, la va a haber en juzgados y despachos.

La misma Mercedes que anunciaba la renovación por un año de Valtteri Bottas, lo que deja al finlandés en el equipo justo hasta que acabe este ciclo normativo y antes de la renovación de 2022. El finlandés quería dos años, pero Mercedes empieza a tener querencias por sus pupilos, como un George Russell que se seguirá curtiendo otro año en Williams, mientras empieza a mostrar actuaciones de interés. Hasta que llegue el esperado ascenso, Mercedes se asegura no sólo continuidad, sino la paz interna. Hamilton es el líder indiscutible –ahora debería llegar su renovación- y es mimado por el equipo, mientras que Bottas es un número dos impecable, quizás uno de los mejores de todos los tiempos: es razonablemente rápido –a veces muy rápido-, es seguro y fiable, sabe ganar carreras y sobre todo, no cuestiona la jerarquía del equipo. ¿Para qué romper el equilibrio cósmico que arrulla a Mercedes en su glorioso dominio?

Así llegamos a los entrenamientos del viernes, donde –cómo no- Mercedes dominó las dos sesiones, fuese la primera con sol y más calor, fuese la segunda con el cielo muy nublado –incluso con riesgo de lluvia- y las temperaturas más bajas. De hecho, una de las preocupaciones de todos los equipos se hizo evidente: la gama más blanda traída por Pirelli a esta segunda carrera en Silverstone se degradaba con bastante velocidad –pese a lo cual en la primera sesión todos los pilotos usaron únicamente los blandos-. Esta situación auguraba una carrera a más de una parada, a fin de evitar las explosiones del pasado fin de semana, lo que por lo menos daba más variedad a la carrera, pero no dejaba de ser un riesgo.

Con todo, como decíamos, los Mercedes al frente y Verstappen tras ellos, con un interesante Nico Hülkenberg en cuarto lugar, aun sustituyendo a Sergio Pérez, y dejando bastante atrás a su compañero de equipo. Se mostraban interesantes los Ferrari, con Leclerc quinto y Vettel séptimo, aunque obviamente todo esto era a una distancia abismal de los Mercedes, en todos los casos. Más apagados los McLaren, bastante retrasados en la clasificación, con algún problema en la bomba de combustible para Carlos Sainz.

Y en la segunda, las distancias se mantuvieron enormes, pero esta vez con Hamilton comandando el grupo y con la sorpresa de la gran vuelta de Daniel Ricciardo, que desbancaba a Verstappen en el tercer lugar. Hasta qué punto era algo sostenible en el fin de semana, generaba más dudas que certezas. Los Racing Point volvieron a los puestos punteros, a la espera de ver si volverían a diluirse el sábado, mientras que los Ferrari efectivamente se disolvían, incluso perdían sus líquidos en el caso de Vettel al final de la sesión, un ‘problema de motor’ que supuso la necesidad de cambiar varios elementos, pero sin sanción. Hablar de ritmos de carrera resultaba casi innecesario: ni siquiera la alta degradación derrocaba a los Mercedes, netos líderes en el ritmo. Detrás, demasiada confusión y necesidad de comprender cómo podían comportarse unos neumáticos que se destrozaban en el trasero izquierdo, pero también en los delanteros. El grupo medio podía ser una lotería.

El sábado el sol volvió a lucir con 24 grados en la tercera sesión de entrenamientos libres. La sesión fue más destinada a dilucidar si la clasificación era mejor con el neumático blando o con el medio. La ventaja de rendimiento del primero se desvanecía al acabar el tercer sector, lo que hacía complicado cerrar la vuelta con firmeza, mientras que el medio –que era el blando hace una semana- se mostraba más estable, pero sin ese impulso especial del blando. Poco importó para que los Mercedes dominaran de nuevo, Hamilton a apenas 0’163 segundos por delante de Bottas. Norris y Hülkenberg siguieron brillando, mientras que los Red Bull estaban en séptimo y octavo lugar, deslocalizados. Quizás también como Vettel, decimotercero mientras Leclercera séptimo. Tampoco Carlos Sainz estaba especialmente a gusto con el equilibrio de su McLaren.

Con algo más de temperatura para la primera sesión de la clasificación, hubo menos dudas con los neumáticos, pese a que los Haas y Daniil Kvyat hicieron su primero intento con el medio. Quizás lo más significativo fue un error de Alexander Albon, que dejó su clasificación para el segundo intento, y el bloqueo de Esteban Ocon a George Russell, que fue investigado y sancionado con tres posiciones. Los Mercedes dominaron con solvencia sin hacer ningún alarde de velocidad, y separaron a Albon a 0’415 segundos y a Verstappen a una milésima más. Bottas apenas a 0’080 por delante de su compañero de equipo. Los eliminados fueron muy claros, salvo en el caso de Kvyat, que se golpeaba vistosamente en el casco por un error que le dejaba fuera de la segunda sesión, mientras que su compañero estaba quinto. Porque el Alpha Tauri rendía bien en este fin de semana. Así que el ruso, que permitió a George Russell pasar de nuevo de ronda, encabezó la lista de los habituales: Magnussen, Latifi, Giovinazzi y, tristemente para todo un campeón del mundo caracterizado por su velocidad innata, Kimi Räikkönen.

La segunda sesión fue un torbellino de variedad estratégica con miras a un difícil equilibrio: asegurarse el paso a la tercera sesión y empezar con el neumático adecuado, que en ningún caso era el blando para la carrera. Ahí sobresalió Max Verstappen, que se atrevió a colocar los neumáticos duros, nada menos, y con su tiempo de 1’26’’779 logró acabar en novena posición, con poco más de dos décimas de ventaja sobre el corte y a 0’994 de la primera posición, pero con una posición estratégica muy interesante. El 1’25’’785 de Bottas se mantuvo firme toda la sesión, hecho con los medios, como el 1’26’’266 de Hamilton. Como hace una semana, ¿era Bottas una amenaza real por la pole? Vistos los antecedentes, se antojaba improbable.

Nico Hülkenberg tuvo que remendar un error a la salida de Maggotts que le estaba dejando fuera de la sesión, pero lo hizo con holgura al marcar un 1’26’’261 que le colocó nada menos que en segundo lugar. Las sorpresas fueron los eliminados: Ocon en primer lugar, pero especialmente Sebastian Vettel, decimosegundo, absolutamente fuera de ritmo mientras que Leclerc, aunque no muy sobrado, pasaba a la tercera sesión. El monegasco sigue asfixiando al SF1000, lo que dice mucho de su fuerza de voluntad y empeño, mientras que el alemán sigue desdibujándose, y ni siquiera con los blandos logró el pase de sesión, dijo haber hecho todo lo posible, dio las gracias al equipo y se acabó la clasificación para él. Tampoco Carlos Sainz, en cuyo coche no todo estuvo en condiciones ideales, si bien es justo decir que Lando Norris fue más rápido, regló mejor su coche, estuvo más cómodo, como otras veces ha hecho Carlos Sainz. Cosas del automovilismo de alto nivel, aunque el español tuvo problemas de refrigeración que obligaron a una configuración más benigna con la ventilación, lo que siempre perjudica el rendimiento. Grosjean y Russell fueron los últimos eliminados.

Y llegó la tercera sesión. Y los equipos seguían dudando respecto de los neumáticos. Los Red Bull hicieron su primer intento con los medios, como Ricciardo. El resto jugó la carta cabal, supuestamente. Lewis Hamilton empezó marcando el paso con un 1’25’’284 que dejaba a algo más de una décima a Bottas, y a un brillante Ricciardo tercero a 1’013 segundos. Detrás de él, con otro error en Maggotts pero más leve, Hülkenberg, y luego los Red Bull de Verstappen y Albon, con un fracaso en su opción. Tras ellos, Leclerc, Stroll –muy lejos de Hülkenberg- y muy lejos, Lando Norris.

Verstappen lo dejó claro: había que colocar los blandos. Mercedes pensó lo contrario: probarían los medios –como Ricciardo, que siguió fiel a su elección-. ¿Podrían los Mercedes mejorar sus registros? No lo hicieron en el primer sector, pero estaban muy cerca. Luego Hamilton empezó a mejorar, y acabó la vuelta rebajando aún más su tiempo: 1’25’’217. Era un tiempo notable con el medio dadas las circunstancias de este fin de semana. Pero cuando nadie podía esperarlo, Valtteri Bottas se sacó una de esas vueltas que a veces firma y que son una preciosidad visual, de esas que quizás sólo los finlandeses son capaces de regalarnos: velocidad sin opulencia, casi desapercibida, pero rotunda. De repente, Bottas marcó un 1’25’’154 que le daba su decimotercera pole position, pese a ser un tiempo más lento que la pole de Hamilton de la semana anterior. Pero ahora era la pole. Ahora, el renovado Bottas, marcaba la referencia. Sólo tenía que mantenerla el resto del fin de semana.

Luego, en la lucha por ser el mejor del resto, Max Verstappen fracasó en su tradicional posición. Porque Nico Hülkenberg rubricó una vuelta magnífica que dio por fin el auténtico valor y rendimiento del Racing Point, lo que ni Lance Stroll ni Sergio Pérez han hecho hasta ahora. Con su 1’26’’082 se clasificó tercero, eso sí, a unos tremendos 0’928 segundos de la pole, pese a usar los blandos. Mucha distancia. La vuelta del alemán fue limpia y le colocaba en una buena posición de salida para lograr su tan ansiado podio en F1. Eso si era capaz de contener y doblegar al piloto que tendría por detrás: Max Verstappen se quedó muy cerca de Hülkenberg, pero era cuarto. Tendría que jugar muy bien sus cartas para recuperar la esperada posición de podio.

Tras ellos estaba Daniel Ricciardo, certificando un gran fin de semana para el australiano y para Renault. Tras él Lance Stroll, sexto a algo más de dos décimas de su temporal compañero de equipo, lo cual no deja de ser un golpe para el canadiense, si bien tampoco sorprende: mayor experiencia y talento del lado del alemán, como en su caso del mexicano, frente a un canadiense que, si bien no le faltan capacidades, todavía adolece de ese salto cualitativo que le permita superar a sus rivales. Gran clasificación también para Pierre Gasly, que sigue dejando muestras de su talento y llamando a la puerta de un nuevo ascenso a Red Bull, especialmente porque Albon volvió a no estar a la altura, y aunque mejoró en su segundo intento, fue noveno a casi medio segundo de Verstappen. Delante de él, esta vez con menos rendimiento, el Ferrari de Charles Leclerc. Cerrando los diez primeros, Lando Norris, en un fin de semana gris para McLaren hasta entonces.

Tras la sanción a Ocon, la parrilla de salida del Gran Premio del 70 Aniversario quedaba con Valtteri Bottas en la pole, segunda del año, seguido de Hamilton, Hülkenberg, Verstappen, Ricciardo, Stroll, Gasly, Leclerc, Albon, Norris, Vettel, Sainz, Grosjean, Ocon, Russell, Kvyat, Magnussen, Latifi, Giovinazzi y Räikkönen.

Todo parecía listo el domingo para un bonito día de carreras en Mercedes, el sol en lo alto en Silverstone, la F1 celebrando sus 70 años y dos coches copando la primera línea. Fue todavía más bonito tras los primeros metros, cuando Bottas mantuvo el liderato e incluso se defendió de Hamilton en la curva de Brooklands, porque siendo líderes, podría haber incluso una lucha entre ellos, para ligero consuelo del espectador. Pero se equivocaban.

Porque desde esos primeros metros, Max Verstappen empezó a gestar una carrera espectacular, adelantando con los neumáticos duros y por la zona sucia de la parrilla a Nico Hülkenberg, que salía mal y caía al cuarto lugar, al contrario de Stroll que ganaba un puesto. Tampoco lo hacía bien Leclerc, cayendo al décimo, pero peor todavía era para Sebastian Vettel, que desde el undécimo lugar trataba de atacar y defenderse, pero tomaba demasiado piano en la primera curva, tanto que levantaba tierra. Al pisar el acelerador, el Ferrari se revolvió: el alemán lo controló por un momento, pero definitivamente lo acabó perdiendo hacia el interior de la pista, cayendo a un lamentable último lugar.

Al paso por meta, Bottas intentaba distanciar ya en un segundo a Hamilton, que abría un ligero espacio sobre Verstappen, y tras ellos, Hülkenberg, Stroll, Ricciardo, Gasly, Norris, Albon, Leclerc, Sainz, Ocon, Magnussen, Kvyat, Giovinazzi, Grosjean, Russell, Latifi, Räikkönen y Vettel. Valtteri Bottas logró que Hamilton no pudiese usar el DRS cuando este se activó, de modo que, aunque no abría una gran ventaja, le permitía empezar a cimentar su hipotética victoria. Mientras tanto, pocas vueltas tras el inicio, Max Verstappen era advertido de no presionar en exceso a los Mercedes, porque estaba verdaderamente encima. El holandés, ambicioso, respondía que quizás era su única oportunidad.

De hecho, mientras Albon entraba a boxes en la vuelta 7 para pasar de los medios a los duros, tanto Bottas como Hamilton eran advertidos de que las temperaturas de sus neumáticos medios estaban más allá de lo admisible. El finlandés levantaba muy ligeramente en las curvas de izquierdas, porque era el lado que más sufría, mientras que Hamilton aprovechaba para recortar algo la distancia, pero tratando también de cuidar las gomas. Detrás de ellos, Max Verstappen con los duros estaba tranquilo, incluso usando el DRS con Hamilton ya en la vuelta 12.

Los Mercedes destrozaban las gomas. Era un hecho inevitable en esa tarde de domingo en Silverstone. Los medios del eje trasero, en ambos W11, presentaban un aspecto terrible, lo que hizo que en la vuelta 14 Bottas fuera llamado a boxes y colocase los duros, cayendo a sexto lugar. Hamilton pretendió aguantar mientras se defendía de los ataques de Verstappen, pero en la vuelta 15 entró a boxes a por sus neumáticos duros. Max ya era líder de la carrera, mientras que su compañero de equipo, fuera de los puntos, iniciaba una bonita remontada con un precioso adelantamiento a Kimi Räikkönen por el exterior de Copse.

Mientras tanto, Vettel había llegado a la zona media, y en la vuelta 17 se colocaba decimoprimero con una maniobra por el exterior de Brooklands a Grosjean. Pero el alemán nunca iba a evolucionar de esas posiciones, mientras la carrera era evidente que iba a ser de más de una parada, en algún caso de más de dos. Algo que sabían tanto Albon como Gasly, que luchaban por algo más que una posición fuera de los puntos en pista, cuando en la vuelta 22 el tailandés pasaba al francés por el exterior en Luffield.

En esa fase de la carrera, había dos pilotos que se destacaban por la gestión de los neumáticos. Uno era el líder, claro, un Max Verstappen impasible en su ritmo, con 15 segundos de ventaja sobre Bottas y 17’6 sobre Hamilton, y creciendo. El otro era Charles Leclerc, que poco antes había parado a poner los neumáticos duros tras aguantar increíblemente los medios durante 19 vueltas. Además, algunos de sus rivales directos, como Carlos Sainz, se le apartaban del camino, en este caso por la enésima mala parada de McLaren que hacía salir al español en decimotercera posición.

Max Verstappen estaba a punto de lograr la ventaja necesaria para detenerse en boxes y ser líder de carrera. En la vuelta 27, cuando entró a boxes, era posible lograrlo, aunque iba a ser muy ajustado. Una mala parada de Red Bull, de 3’2 segundos, mientras le montaban los neumáticos medios, hizo que el holandés saliese a pista debajo del alerón del Mercedes del Bottas. No iba a durar demasiado tiempo ahí: en Brooklands inició el ataque y lo culminó en Luffield por el exterior. Ya era otra vez líder, y empezó a abrir un ligero hueco. Suficiente con el medio mientras los Mercedes trataban de gestionar los duros, que volvían a desintegrarse. La ventaja no fue mucho más allá de los 2 segundos, y la jugada maestra llegó en la vuelta 33.

Sólo seis vueltas después de pasar por boxes, el holandés volvía a tomar la entrada de la derecha tras pasar Copse. Tras él, hacía el mismo movimiento Valtteri Bottas. Ambos colocaron el duro y salieron en segundo y tercer lugar, tras Hamilton, que se debatía con sus gomas y se quejaba de que algo iba mal en el coche, incluso insinuaba que las presiones usadas por Red Bull debían ser más bajas de lo recomendado por Pirelli. Y es que, pese a tener un liderato de algo más de 11 segundos, el inglés sabía que iba a ser muy difícil ganar esta carrera. Sus ruedas traseras presentaban un aspecto lamentable, pero desde el muro le animaban a mantener el ritmo. Mientras tanto, a Verstappen le tranquilizaban con que podrían aumentarlo en caso de necesidad, si a Hamilton se le ocurría no volver a parar –lo que a todas luces hubiera sido un suicidio deportivo, además de un peligro-.

De hecho, en la vuelta 41, desde Red Bull le dieron la orden de subir el ritmo. La distancia cayó un segundo y medio en una vuelta, a los 8’2 segundos. No hizo falta más: Hamilton entró a boxes en la 42, colocó el duro y salió en cuarto lugar, tras un Leclerc que estaba sólidamente en cuarto lugar e incluso había presionado algo a Bottas. Lewis comenzó su ataque, pero no a Verstappen, sino a Bottas. En la vuelta 44 marcó la vuelta rápida de carrera con un 1’28’’451, mientras se hacía una sombra de Leclerc, a quien atacó en la vuelta siguiente llegando a Copse.

El monegasco fue duro. Quizás demasiado, cerrando la trayectoria de manera tardía –aunque antes de la frenada, por lo que permitido- a Hamilton, que levantó el pie del acelerador por instinto. Pero ya estaba en el interior y dejó atrás al Ferrari. Llegar y pasar a Bottas fue mucho más sencillo, pese a que el finlandés intentó defender lo indefendible con unas gomas en sus últimos estertores de vida: en la vuelta 50 lo superó en la recta de Wellington, hacia Brooklands. El inglés era segundo, y Max Verstappen estaba a algo más de once segundos.

El holandés sabía que iba a ganar esa carrera, y bromeaba con su ingeniero de pista con que se limpiase bien las manos. La carrera que habían perdido la semana anterior por parar de manera tardía a por neumáticos nuevos y buscar la vuelta rápida, una que hubiera sido merecida, pero encontrada, no se iba a escapar esta vez. Y además, iba a ser una victoria trabajada y ganada en pista, sin regalos. Sólo la brillantez de un piloto que ya ha alcanzado la madurez competitiva que tanto deseábamos, que sabe contemporizar, que sigue sabiendo atacar de manera hipnótica. Max Verstappen era el único que podía y merecía doblegar a los Mercedes y evitar que hicieran un pleno en este 2020. Su Red Bull fue una herramienta perfecta para realizar el trabajo, y cuando se da esa circunstancia, Max no suele fallar. Era la novena victoria del holandés. La única amargura es que, ahora que se colocaba segundo en el mundial por delante de Bottas, no iba a poder luchar por el título y plantear problemas a Mercedes.

Una Mercedes que en un día horrendo, casi peor que el de hace una semana, lograba un doble podio. Allí donde otros también sufrieron y se vieron doblegados, los Mercedes hacen podios. Lewis salvó el naufragio con oficio, logrando superar además a un Valtteri Bottas que no pudo materializar una brillante pole position. Un día para analizar en Brackley y Stuttgart, pero tampoco nada que haga saltar las alarmas. Salvo porque vienen más carreras en agosto, como la de España la semana próxima, y que los neumáticos de rango más blando no sientan del todo bien –nunca lo han hecho- ni al Mercedes ni a Hamilton. Pero no será nada que el equipo no sea capaz de gestionar y solucionar.

La otra carrera brillante del día, y así lo atestiguaban sus gritos, era la de Charles Leclerc. No hizo una buena salida, pero entre que el Ferrari cuida los neumáticos, y que el monegasco se puso el traje de obrero para maximizar cada oportunidad, el resultado fue un impecable e impensable cuarto puesto, visto lo visto el viernes y el sábado. Uno esperaba ahí a otros monoplazas y pilotos, pero sucumbieron. Como lo hizo Sebastian Vettel, duodécimo en meta y con un mensaje crítico en mitad de la carrera hacia Ferrari -y después-, por decidir colocar los duros en su primera parada, luego llamarle pronto de nuevo para colocar los medios para demasiadas vueltas, todo lo cual le dejó encajado tras coches más lentos a los que, por otro lado, no fue capaz de superar. Claro que el alemán también se colocó en esa situación él sólo con su error de inicio de carrera. Es una lástima ver palidecer de este modo a un piloto que ha dado grandes carreras a la historia de este deporte.

Por su parte, esta vez sí Alexander Albon hizo una gran carrera, con su quinto puesto final. Se podría argumentar que debería haber estado, quizás, en el podio. Pero hay que reconocer que la carrera que cuajó el tailandés fue siempre al ataque, valiente, con mucho mordiente y ganas de demostrar sus credenciales hasta el último instante, como prueba el adelantamiento a Lance Stroll en la penúltima vuelta, por fuera, en Copse. Quiso dejar claro que está capacitado, pero ahora tiene que estar más cerca de Verstappen. Tras él acabó Lance Stroll, tan criticado, pero el mejor Racing Point de la carrera, justo delante del otro monoplaza del equipo, el de Hülkenberg. Un resultado sólido para el equipo en mitad de la tormenta que se les viene encima. El canadiense estuvo correcto, pero ambos monoplazas acusaron la degradación, como prueba la parada tardía de Hülkenberg para poner los blandos en la vuelta 45 –y no fue capaz de marcar la vuelta rápida-.

Tampoco fue en absoluto mala la carrera de Esteban Ocon, octavo con sólo una parada, superando notablemente a su compañero Ricciardo, que además de tres paradas, también hizo un trompo en la vuelta 31 mientras era atacado por Sainz en la curva 4. El francés hizo una carrera sorda que dio sus frutos, mientras que el australiano acabó en un decepcionante decimocuarto lugar, tras todas las esperanzas que arrojaba su quinto puesto en clasificación.

También decepcionantes los McLaren, con Norris noveno y Sainz decimotercero. Quizás el español pudo haber sacado un mejor resultado sin el error en boxes, pero tampoco hubiera sido mucho más allá del séptimo. No era el día de McLaren, pero lo peor es que parecen perder rendimiento frente a algunos competidores. También fue alegre el décimo lugar de Daniil Kvyat, que acabó con holgura delante de Pierre Gasly. En Alpha Tauri invirtieron los papeles: la rabia del ruso el sábado fue alegría el domingo, y viceversa. Porque Kvyat sabía que contaba con un coche con posibilidades de puntuar y lo aprovechó, mientras que el francés, sin cuajar una mala carrera, desperdició una buena posición de salida.

Tras ellos, Räikkönen encabezó el grupo de la parte trasera de la parrilla, tras salir último, haciendo valer su oficio en carrera para acabar decimoquinto delante de Grosjean, Giovinazzi, Russell y Latifi. Kevin Magnussen abandonó en la vuelta 46, rodando último, tras haber además recibido una sanción de cinco segundos por volver a pista de manera peligrosa con Nicholas Latifi, con el que casi colisiona.

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