Almacén F-1

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G.P. DE SAN MARINO DE 1989: ANATOMÍA DE UNA DECLARACIÓN DE GUERRA

Era la mañana del 1 de mayo de 1994 en el circuito de Imola. En el ‘warm-up’, la televisión francesa, con Alain Prost como comentarista, había pactado una vuelta al circuito comentada por Ayrton Senna. Antes de empezarla, el brasileño lanzó un mensaje a su otrora gran rival: «Un saludo especial para mi querido amigo Alain. Te echo en falta Alain.» Era el definitivo tratado de paz entre ambos, justo en el lugar en el que cinco años antes había estallado todo.

Fue con motivo del Gran Premio de San Marino de 1989, pero en realidad, las hostilidades se habían ido anunciando antes. La llegada del brillante piloto brasileño a McLaren en 1988, al reino de Alain Prost, no fue vetada o impedida por el francés, aún sabedor que la vida se le iba a complicar con la presencia de Senna en el otro coche. Pero los comienzos de su relación fueron absolutamente neutros y profesionales. El abrumador dominio del MP4/4 y su motor Honda eran motivo más que sobrado para mantener esa cordialidad, en la lucha interna por el campeonato entre ambos.

Pero fue esa lucha la que, lógicamente, empezó a despertar rencillas. De transmitir toda la información entre ambos, a ocultar algunas cosas. De confiar en el otro, a no abandonar una reunión técnica el primero. Y luego, en pista, llegó el momento que anunció lo que estaría por venir en los siguientes años. Fue en el Gran Premio de Portugal, en Estoril, el 25 de septiembre. En la primera salida, Prost tomó el liderato, pero un accidente en la parte trasera de la parrilla obligó a detener la carrera y a una nueva salida. En esa segunda salida, Prost desde la pole se fue hacia la izquierda de la pista, asfixiando a Senna pero dejándole el hueco imprescindible. El brasileño pasó al francés en la primera curva, tomando el liderato.

Y entonces, al salir de la parabólica y llegar a la recta de meta para iniciar la segunda vuelta, Prost se puso a rebufo de su compañero. Viró a la derecha para tomar el interior y adelantar al otro McLaren. Pero entonces, Senna comenzó a cerrarse, justo sobre la línea de meta, arrinconando a Prost contra el muro de boxes. Dos movimientos de volante hacía el otro McLaren, un espacio mínimo, con el riesgo de chocar entre ambos en una zona peligrosa y a gran velocidad, hasta que Ayrton se abrió de nuevo hacia la izquierda. Alain no levantó: era una cuestión de galones, era una lucha por el mundial. Y pasó a Senna para, desde ahí, alejarse y ganar la carrera. Pero algo había cambiado. “Estaba muy cerca del muro, y no podía hacer nada en ese momento. Si hubiera levantado, seguramente me hubiera tocado con la rueda trasera de Senna, o algo así. Si nos hubiéramos tocado a esa velocidad, hubiera sido como un accidente aéreo, y teníamos a toda la parrilla cerca tras nosotros. Si Ayrton quiere el campeonato de esta forma, que lo tenga.”

Portugal 1988

Y lo tuvo, pese a que los números brutos de Prost eran mejores, pero como había que descartar algunos resultados, la magnífica victoria de Senna en Japón le dio su primer título mundial. Prost supo, desde Portugal, que las cosas habían cambiado, había acusado a Senna de querer matarle, Ron Dennis tuvo que pedir al brasileño que se disculpara, y una gélida paz se mantuvo en el equipo. Pero todavía había una ventana a la cordialidad, una posibilidad de enmendar la tormenta que se avecinaba. Quedaba el respeto, como dejó claro Ayrton Senna a inicios de 1989 en una entrevista:

“Alain es un compañero y un adversario. Antes que nada es un compañero de equipo. Estamos juntos desde hace un año, sabemos mucho más el uno del otro que no en 1988, y hay un gran respeto recíproco, además de un constante intercambio de información. Creo que Alain será este año mi gran rival. Alain tiene muchas cualidades que admiro. Primero, tiene dos mundiales a sus espaldas y esto le hace un piloto muy diferente a los demás. Es una persona inteligente, experta no sólo en el sistema de la Formula 1, sino también de la táctica a seguir en las carreras. Con él he establecido una relación muy profesional, de altísimo nivel desde el inicio de mi carrera en McLaren. Esto nos ha servido a ambos, y sobretodo al equipo.”

Aún había comunicación entre ellos, incluso Prost se prestó a usar el casco de Senna para rodar un evento publicitario en Brasil a los mandos del McLaren. La temporada 1989 empezaba con cordialidad, más fría, pero cordialidad al fin y al cabo. Quizás el importante cambio normativo –el adiós a los motores turbo- motivaba a ello, y más con un McLaren MP4/5 con el motor V10 atmosférico de Honda que se mostraba delicado y exigente en la conducción, pero que seguía siendo muy superior al resto. Ni siquiera la victoria de Nigel Mansell en Brasil, en la primera carrera del año, generaba desconfianza en el seno del equipo británico, en gran parte por la terrible fiabilidad del cambio semiautomático introducido por los de Maranello. Aquella fue una victoria que nadie esperaba.

Así que para la segunda carrera del año, en Imola, todo debía volver a su normal cauce. Y no sólo volvió, sino que tras la clasificación quedó claro que los McLaren estaban en otra galaxia: Senna en la pole, Prost segundo, y el tercer clasificado –Nigel Mansell en su Ferrari- a 1’642 segundos de la pole. Tras esa demostración de fuerza, Senna propuso un pacto a Prost: quien llegase primero a Tosa, mantendría el liderato, y quizás sólo una vez distanciados podrían luchar entre ellos. Pero nada de agresiones. Ambos conformes.

Primera salida

Así que el día de la carrera, un soleado 23 de abril, todo parecía bien encaminado. Al apagarse el semáforo, Senna tomó la cabeza y llegó a Tosa en primer lugar, pasándose un poco de frenada incluso, con Prost segundo. Todo en orden, sobretodo para el brasileño. Los McLaren empezaron a abrir hueco mientras que por detrás les perseguía Mansell. Al comenzar la cuarta vuelta, las distancias eran amplias: Senna con 2’5 segundos sobre Prost, 6’2 sobre Mansell, Patrese a 7 segundos, y tras él llegaba el otro Ferrari de Gerhard Berger. A fondo hacia Tamburello, del monoplaza del austríaco se desprendió una parte del alerón delantero, lo que dejó sin dirección al Ferrari 640, llevándolo directo contra el muro al inicio de la curva, y deteniéndose justo donde 5 años después golpearía el Williams de Senna. El habitáculo se partió, y luego el monoplaza estalló en llamas. Por fortuna, el incendio fue apagado rápidamente, y Berger sólo sufrió leves quemaduras –sobre todo en las manos- y una costilla rota. La carrera tuvo que pararse.

berger imola

Berger Imola

Con los coches de nuevo en la parrilla, cabría preguntarse si era una nueva carrera o la continuación de la anterior. Un concepto que parece absurdo, pero que era importante a la hora del acuerdo establecido entre Senna y Prost. Y lo cierto es que la parrilla de salida para la nueva carrera se había conformado con la clasificación de la carrera en esa cuarta vuelta –un error de dirección de carrera, pues debería haberse tomado la última vuelta completada, que era la tercera-. Técnicamente era una nueva carrera, con las vueltas reducidas a 58. Y en la salida, Prost tomó la delantera desde los primeros metros.

Segunda salida

Senna, pasando por Tamburello, tomó su rebufo y se emparejó a su izquierda. El pacto estaba ya roto, pero se completó llegando a Tosa, cuando Senna definitivamente superó a Prost. Tras el casco, el francés era una mezcla de rabia e incredulidad. Sin embargo, una duda asoma en la maniobra: ¿por qué Prost deja la puerta tan abierta llegando a Tosa? Es casi una invitación para un ser tan competitivo como Senna. Prost lo explicó con claridad: “Lo ví a la izquierda y había mucho espacio, y pensé ‘está bien, voy a tomar la línea normal para tener una mejor salida y Ayrton me superó”.

Segunda salida Tosa 2

La carrera siguió, y Prost presionó a Senna, intercambiando con él vueltas rápidas. La diferencia llegó a un máximo de 7 segundos, fruto de los doblados, pero el brasileño no lograba abrir un hueco totalmente confortable. La presión era constante. Así durante 44 vueltas de las 58 de la nueva carrera. Porque al final de esa vuelta, en la Variante Bassa, Alain Prost cometió un error, trompeó, y vio alejarse definitivamente a Senna. La segunda posición estaba asegurada, así que el francés prefirió, pese a su ira, jugar la carta cabal de no intentar recortar una distancia ya insalvable con Senna y poner en riesgo un buen segundo lugar. Así que fue Senna el que logró la primera victoria para un motor V10 en la Formula 1, pero al apagar los propulsores, se desató la guerra.

Podio

Prost acudió al podio circunspecto, en una imagen que trajo a la memoria la vivida 17 años antes en ese mismo trazado, cuando Didier Pironi incumplió las órdenes dadas por Ferrari, adelantó a Gilles Villeneuve, y ganó la carrera para gran enfado del canadiense. No hubo champán por parte de Prost, y tampoco rueda de prensa –lo que costó a McLaren 5.000 dólares de multa-. La prensa sabía que algo había pasado, y Prost fue absolutamente claro al respecto: “Senna ha roto nuestro acuerdo. Él sugirió que quien estuviese en el liderato en la salida debía mantenerlo hasta haber abierto un hueco con el resto. Yo estuve conforme. En la salida él estaba delante y yo permanecí detrás. Entonces, la carrera se detuvo por el accidente de Gerhard. En la reanudación, yo me puse por delante, y no me preocupé de proteger la posición debido a nuestro acuerdo, y cuando llegamos a Tosa, ¡me adelantó! Luego negó la existencia de ningún acuerdo, pero por suerte John Hogan [de Marlboro] estaba allí y lo oyó. Luego argumentó que no era la salida, sino la resalida, así que el acuerdo ya no era aplicable. ¿Qué puedes hacer en esta situación? Quiero decir, que puedes golpearlo. Esa sería una solución, y no estoy bromeando, porque podría ser la mejor forma de resolver esto, y quizás entonces podríamos ser hasta amigos.”

Para Ayrton Senna, la situación era diametralmente opuesta: «¡No tengo nada que decir sobre Alain! Contrariamente a lo que sostiene Alain, no lo ataqué en la primera vuelta. Estábamos en la cuarta. En la resalida, él tuvo una mejor salida que yo, pero inmediatamente me puse detrás para aprovechar el rebufo, por lo que conseguí la velocidad para hacer mi movimiento antes de la zona de frenado. En mi opinión, mi adelantamiento ya había empezado antes de la primera curva y fuera de los términos de nuestro acuerdo.»

Para Prost era el final: “No deseo causar problemas a McLaren por culpa de la actitud de Senna. McLaren siempre ha sido leal conmigo. Seguiré formando parte de las discusiones técnicas, pero en cuanto al resto, no tengo ningunas ganas de tener ninguna relación con Ayrton. Yo aprecio la honestidad, y él no es honesto.” Su voluntad era salir del equipo para el año siguiente, así que canceló una reunión al día siguiente con McLaren que estaba prevista para negociar la renovación de su contrato, y se puso en contacto con Ferrari. En Francia ya habían llegado a un acuerdo, y ello pese a que el director deportivo de la Scuderia, Cesare Fiorio, pretendía contratar realmente a Ayrton Senna. Y, dicho sea de paso, pese al deseo de muchos tifosi, que incluso en Imola exhibían pancartas alentando al piloto brasileño a fichar por Ferrari – “Senna i tifosi de Napoli te aspettano Ferrari 90.″

La respuesta de Ayrton Senna –meses después- a las palabras de Prost no fueron menos duras para el orgullo del francés: “Nunca quise traicionar nuestro acuerdo de Imola y nunca pensé por un segundo que yo hubiese obrado sin honestidad. Prost, indudablemente, lo interpretó de manera diferente. Lo que me pareció exagerado fue su reacción tras la carrera. Perdió limpiamente. Incluso si él hubiese liderado pasada la primera frenada, yo le había superado, porque aquel día yo iba más rápido. ¿Qué tenía que hacer? ¿Levantar el pie del acelerador en la recta porque iba más rápido que el? ¿Estamos compitiendo, verdad?”

Para la siguiente carrera, en Mónaco, Ron Dennis, Senna y Prost tuvieron una reunión. El francés la aireó a la prensa francesa. Al parecer, “En la reunión con Ron yo no hablé, solo escuché. Le pidió a Ayrton que si había un acuerdo, y sí, lo había, pero dijo que solo existía para la primera salida y no para la segunda. Pero lo más importante: ¡dijo que yo le había adelantado! Pasaron 20 minutos hasta que Ayrton aceptara lo que había sucedido. Era increíble.” Según Jean-Louis Moncet, periodista francés, “Alain contó que Ron estaba muy molesto y fue muy duro con Ayrton, le dijo que ‘si tienes un acuerdo, debes respetarlo’. Alain nos dijo que Senna estaba llorando.” Y es que al parecer, Ron Dennis se había enterado en esa reunión de la existencia de acuerdos entre sus pilotos, algo que prohibió expresamente a partir de ese momento. También intentó convertirse en el blanco de las iras de sus pilotos, a fin de que, si ambos tenían un objetivo común de sus quejas y enfados, quizás al menos no se pelearían entre ambos. Pero no lo logró.

Cuando se publicaron las declaraciones de Prost en la prensa, Ayrton Senna dijo basta: «Estoy convencido de que, actuando así, Alain quiere implicarme, hacerme culpable. En una frase: quiere presionarme. Desde ese día (publicación de la entrevista) todo ha acabado. No quiero oír hablar más de ese tipo.” Y efectivamente, ahí acabó toda relación entre ambos. La guerra se había declarado formalmente y sólo iba a dejar víctimas a su paso. Neil Oatley, ingeniero de pista de Prost, lo resumió de manera clara: “No hubo diálogo entre los dos pilotos por el resto de la temporada. En la sala de reuniones habrían dos pilotos, Gordon Murray y dos ingenieros; Steve Nichols y yo. Ayrton me preguntaría sobre nuestro auto y Alain le preguntaría a Steve. En ocasiones se saludaban, pero ese era el límite en cuanto a la comunicación entre ellos. Aparte de eso, el equipo era inmune a lo que ocurría entre los dos pilotos”.

La primera batalla de esa guerra llegaría a finales de año en Japón, cuando Prost cerró a Senna para evitar un adelantamiento por un hueco a su vez inexistente, chocando y, tras el ruido de despachos y sanciones, otorgando el título al francés. Pero la escalada de violencia, tanto verbal como física –a través de sus coches- fue en aumento. Al año siguiente, Senna se tomó la justicia por su mano y de nuevo en Japón chocó deliberadamente con Prost para así asegurar la victoria en el mundial, en la que es la maniobra más sucia y deliberadamente peligrosa vista en este deporte. La disputa entre Senna y Prost duró hasta finales del año 1993, cuando tras el anuncio de la definitiva retirada del francés, el brasileño relajó la tensión y empezó un progresivo acercamiento con Alain. Ese acercamiento culminó con el momento en que aireó su nostalgia por ausencia de Prost, en la misma Imola donde la guerra había comenzado. Ambos se habían reconciliado, pero unas horas después de ese momento, sólo uno de ellos habría sobrevivido a su dura rivalidad.

https://www.youtube.com/watch?v=gG0BD6-WNEs

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4 pensamientos en “G.P. DE SAN MARINO DE 1989: ANATOMÍA DE UNA DECLARACIÓN DE GUERRA

  1. Kotai en dijo:

    Fantástico artículo, como siempre.

  2. Dan en dijo:

    Que bueno leerte de nuevo José Miguel

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