GP de Francia F1 2018: Lewis Hamilton pinta la Provenza de gris
Diez años después, los Grandes Premios volvían a su hogar primero, el Gran Premio de Francia, cuya primera edición fue en 1906 y la última en 2008. Entre medias, una historia de relevancia en el calendario, como ‘Grand Eprèuve’ definitoria en el calendario de carreras y un abanico de circuitos legendarios: Le Mans, Dieppe, Montlhéry, Reims, Rouen y Charade por citar algunos de los más antiguos. Precisamente volvía a un trazado del pasado, el Paul Ricard, que albergó su primer Gran Premio de Francia en 1971 y el último en 1990. Un circuito, sin embargo, que lleva muchos años enfocado a las pruebas privadas y se notaba.
Se notaba en los accesos, con colas infinitas, y en las instalaciones, con gradas provisionales porque ya no existían. Y se notaba en el asfalto, muy liso y nuevo, pero sorprendentemente con parches. Un circuito, en todo caso, de recorrido interesante con el que se recuperaban dos nombres míticos: la recta de Mistral y la curva de Signes, ambas descafeinadas hoy, la primera por una chicane que la amputaba, la segunda porque ahora es fácil a fondo. Y en todo caso, con un mar de asfalto de vivos colores y múltiples opciones de trazado que acababan mareando un punto en el visionado.
VIERNES
Ante la novedad, ya que prácticamente nadie de la parrilla había rodado en esta pista, salvo para algunos test o en categorías inferiores, el viernes estuvo enfocado en la puesta a punto de los monoplazas para una pista variada, con un primer sector con cierto carácter revirado, un segundo sector de velocidad pura, y el tercero una constante sucesión de curvas de variada velocidad. Reglajes delicados, por lo tanto. La noticia, sin embargo, era que los monoplazas motorizados Mercedes incorporarían por fin una nueva versión del motor, en concreto el de combustión, turbo y MGU-H, aunque sin especificar si se trataba de la mejora completa que había tenido que retrasar su llegada, aunque según ellos les otorgaba dos décimas.
Una primera sesión que ya adelantaba el calor por llegar del estrenado verano veía a casi todos los pilotos probar con los neumáticos superblandos y ultrablandos, mientras que los Red Bull eran los únicos en probar los blandos, compuesto más duro para esta carrera. La variabilidad en los tiempos dejaba en la primera mitad de la sesión a Daniel Ricciardo en cabeza con un tiempo de 1’32»576 logrado con el blando y con el susto para Lewis Hamilton evitando a Stoffel Vandoorne en la chicane de la recta de Mistral. Pero, sobre todo, dejaba ver lo complicado del agarre con la pista, con salidas de Brendon Hartley, Kimi Räikkönen y Esteban Ocon en la curva 6, Ste. Baume, así como el intenso viento en Mistral, como no podía ser de otro modo tomando el nombre de uno de los vientos. Junto a ello, Pierre Gasly recibiría una sanción por entregar tarde el primer juego de neumáticos que se ‘regala’ a los pilotos en la primera mitad de la sesión.
En la segunda mitad y con trabajos para Sebastian Vettel en la puesta a punto por algunas quejas de la dirección, los tiempos empezaron a bajar. Los Mercedes impusieron un ritmo muy superior, con Hamilton en primer lugar con un tiempo de 1’32»231 logrado con el ultrablando, seguido de su compañero a apenas 0’140 segundos. A partir de ahí se abría la brecha, con Ricciardo tercero a 0’296 y los Ferrari a 0’772 y 0’941 segundos para Räikkönen y Vettel respectivamente. No había sorpresas por arriba, salvo las diferencias, pero el resto era una curiosa mezcla en la que, por ejemplo, Gasly era noveno, pero Fernando Alonso 16º; Sainz, 11 y su compañero, 18º. Pero la sesión se terminó a falta de tres minutos, con bandera roja, cuando Marcus Ericsson perdió el control de su C37 en la curva 11, Beausset, el giro de derechas tras Signes. El monoplaza impactó con violencia contra las barreras y se prendió fuego, algo que hacía mucho tiempo que no veíamos con tal virulencia. Por fortuna sólo hubo que lamentar el que en Sauber tuvieron que ponerse a trabajar para reconstruir íntegramente el coche, por lo que el sueco no participaría en la segunda sesión.
Una segunda sesión que fue todavía más calurosa, lo que motivó que los tiempos no mejorasen, además de causar problemas de refrigeración al Mercedes de Valtteri Bottas, que pasó la última media hora de la sesión con trabajos en el suelo del monoplaza. Él y su compatriota, Räikkönen, fueron los únicos en comenzar con los blandos, cuando el resto de los pilotos de cabeza optaron por los neumáticos preferidos, los ultrablandos y superblandos. La degradación de la primera sesión no había sido alta, y se postulaban como las gomas a tener en consideración para la carrera, a la espera de la evolución de la pista durante el fin de semana. Los Mercedes se adaptaban a la pista como un guante, y especialmente Hamilton, intocable en este viernes con un monoplaza estable y rápido. Todo lo contrario, por ejemplo, de una McLaren que se pasaba el viernes buscando un reglaje correcto, y sin encontrarlo, aunque al final maquillaran la situación con un gran octavo puesto de Alonso, pero a 1’861 segundos del mejor tiempo. Al final, aparecía una luz, pese al trompo en los últimos minutos.
A mitad de sesión, Sergio Pérez perdió la rueda trasera izquierda justo en la curva 7, afrontando la recta de Mistral. Se quedó en susto, pero la bandera roja frenó algunas vueltas rápidas y los inicios de algunas simulaciones de carrera, en las que los Mercedes estaban por delante también. En velocidad pura, Lewis marcó un 1’32»539 que nadie pudo ni siquiera rozar, único en bajar de los 33 segundos –la duda es si Bottas hubiera podido–, aunque tres décimas peor que el tiempo de la mañana, pero Ricciardo y Max Verstappen estaban a 0’704 y 0’732 respectivamente. Algo erráticos los Ferrari, con Kimi de nuevo por delante de Vettel, 0’887 frente a 1’150 segundos de diferencia cada uno respecto a Lewis. Así que, en un circuito de colores, de momento se imponía el gris de Mercedes.
SÁBADO
La lluvia torrencial hizo acto de presencia el sábado por la mañana para la tercera sesión de libres, apenas pasados unos minutos desde el inicio. Sólo dio tiempo a que trece pilotos marcaran un tiempo, con Bottas testimonialmente en primera posición con un tiempo de 1’33»666. Sólo al final de la sesión, salieron algunos pilotos con neumáticos de lluvia, con Alonso el primero dando una vuelta, seguido de los dos Williams y Toro Rosso, Stoffel Vandoorne y Charles Leclerc. La única noticia interesante fue que Hartley recibía una sanción de 35 posiciones por instalar un motor totalmente nuevo en su Toro Rosso, motivado por el fuerte accidente de Canadá, que generó dudas en la vida útil del motor.
La sesión de clasificación fue absolutamente en seco. En la primera sesión, todos los pilotos hicieron uso del neumático ultrablando, que además entregaba un mejor rendimiento conforme pasaban algunas vueltas. Tras las consabidas variaciones en las posiciones, conforme iban pasando las vueltas y los minutos, Hamilton dejó claro que su intención de ser el Poleman en Francia era muy firme: primero con un tiempo de 1’31»271, seguido a dos décimas por Verstappen y Räikkönen. Pero las emociones fuertes estaban en la zona baja de la tabla. Allí eran unos fijos los ya –tristemente– conocidos Williams, con Lance Stroll en último lugar, aunque ese honor sería para Hartley, que tampoco pasó el corte. Los McLaren no estuvieron con ritmo en toda la sesión, pero en los últimos minutos, Alonso estaba 13º. Sin embargo, faltaban los Force India para marcar un tiempo competitivo, lo que hicieron con cierta holgura para ser 12º Sergio Pérez y 13º Esteban Ocon. Leclerc, un habitual ya en pasar el corte, estaba 11º. Pero esta vez su compañero de equipo también estaba en buena forma y pasó, con margen, en 14ª posición. Alonso y Vandoorne cayeron eliminados, un jarro de agua fría, tras la euforia de una semana antes en Le Mans. Ni siquiera algunas piezas nuevas en el MCL33 mejoraron el rendimiento del coche, que toca fondo en un momento de crisis en el equipo de Woking.
En la segunda sesión, hubo algunas gotas de agua, que no afectaron al agarre de la pista. Estratégicamente, los Mercedes y los Red Bull hicieron sus tiempos de clasificación con el superblando –los únicos de toda la parrilla–, mientras que Ferrari siguió vinculado al ultrablando, con el que cada uno empezaría la carrera. Sería un mejor inicio de carrera para los monoplazas italianos, y daría al menos una diferencia estratégica con los rivales. Pero pese a utilizar el compuesto más prestacional, los monoplazas italianos no pudieron doblegar a un intratable Hamilton, de nuevo líder con un tiempo de 1’30»645, con Vettel a sólo 0’106 segundos y Räikkönen a 0’127. Bottas quedó algo descolgado en quinta posición, con 0’582 segundos de desventaja y unos interesantes Haas, que volvían a estar en la zona alta, sexto y séptimo. Pero el nombre era Leclerc, que por 20 centésimas pasaba en décima posición a su primera Q3, dejando atrás a Ocon, Nico Hülkenberg, Pérez, Pierre Gasly y Ericsson. Y el monegasco aún no había dicho todo en el Paul Ricard.
Tercera sesión. Un Sauber que a duras penas puede pasar a la Q2. La falta de neumáticos le obligaba a ir a una única vuelta. El décimo lugar era ya un premio inalcanzable. Pero cuando un piloto tiene un talento bruto descomunal, no se conforma con nada. Una vuelta sin nada que perder. Y un tiempo de 1’32»635 que le colocaba definitivamente octavo, por delante de dos coches mejores como los Haas –aunque nunca sabremos lo que hubiera podido hacer Romain Grosjean sin su accidente–. El mejor motor Ferrari en parrilla tras los Ferrari. Y lo más sorprendente es que no fue su mejor vuelta de la clasificación. En la primera ronda, hizo un 1’32»538 que le hubiera mantenido octavo, pero en la segunda sesión, para pasar el corte, marcó un 1’32»016. Podría haber sido mejor, aunque no hubiera variado su posición. Un día para recordar y marcar en la trayectoria que la F1 le depare a Leclerc.
En cabeza, Hamilton tenía la Pole provisional con un tiempo de 1’30»222, con casi una décima sobre Bottas y Vettel a casi dos. Era cosa de los Mercedes. Aunque la sesión se vio interrumpida por un accidente de Grosjean en la ya famosa curva 6 –por los incidentes del fin de semana–. Era el fin para el francés, que optaba a una buena posición de partida y ahora sería décimo. La tensión se hizo algo más larga durante la espera y empezó a disiparse cuando Räikkönen desperdició su segunda vuelta, de nuevo, con un error que el finlandés no fue capaz de explicar. No estaba en posición de luchar por mejores posiciones, así que se quedó sexto.
Nadie mejoraba sus tiempos, salvo Verstappen y Carlos Sainz. Pero de repente, Bottas se colocó en la Pole, con un 1’30»147. Sorpresa de última hora, con Lewis fuera de tiempo por poco. Último sector y una Pole Position que no se podía escapar. Y no lo hizo: 1’30»029, un golpe para refrendar su 75ª pole. Nadie iba a tocar en Paul Ricard a Lewis y su Mercedes. Vettel no mejoró su tiempo tras cometer un error y se quedó tercero, con bastante diferencia sobre Verstappen, 0’305 segundos. Ricciardo fue quinto. Y el mejor de los demás, fue Sainz, con tiempo de 1’31»057 que le dejaba en zona de nadie: lejos delante –obviando el tiempo no mejorado de Räikkönen– y muy lejos detrás. Pero en casa de Renault, fue el español el que dio la talla en la clasificación para alegría de los muchos directivos y responsables de la marca desplazados al circuito.
DOMINGO
Entre el sol, las nubes y las probabilidades de lluvia. Así amanecía Paul Ricard, en una mezcla de colores y luz típicamente provenzal, las mismas que habían atrapado a Vincent Van Gogh en una no muy lejana Arlès. Pero el lienzo sobre el que trabajar ese domingo no era de tela, sino de asfalto, aunque también pintado con formas curvadas por todos lados, sobre el que veinte artistas del volante de alta competición debían dejar su impronta: el Paul Ricard, el hombre del famoso ‘pastís’ francés, que dio nombre a un circuito rápido de nombre ya evocador.
Pero lo que los pilotos optaron por hacer sobre el trazado francés en el momento de la salida fue el caos. Los Mercedes no salieron mal, Hamilton pegado a la línea interior para proteger su posición. Vettel aprovechó sus mejores neumáticos y atacó a Bottas hasta el punto de superarlo, pero frente a él estaba el alerón del Mercedes de Hamilton. Encajonado, aflojó con prudencia antes de la primera curva, permitiendo a Bottas pasar, pero el piloto alemán perdió la referencia de frenada y cometió un error clamoroso al impactar con la parte posterior del Mercedes, al que le pinchó la rueda trasera izquierda, mientras el Ferrari se saldaba con un alerón delantero destrozado a lo que se sumó enseguida una penalización de cinco segundos por el incidente.
Un poco más adelante, Gasly trataba de aprovechar el desconcierto para adelantar a su compatriota de Force India, Ocon, pero este último, que ya había tenido un toque con Grosjean en la recta de meta, cerró la trayectoria y el toque fue inevitable entre ambos, abandonando en el acto. Muchos monoplazas no siguieron la pista, llena de restos, lo que motivó la aparición del coche de seguridad. Tanto Vettel como Bottas aprovecharon para colocar el neumático blando, el más duradero, esperando ir a una parada, como también hizo Alonso. La carrera estaba liderada por Hamilton, al que seguía Verstappen, muy agresivo en la salida por el exterior de la primera curva evitando por poco el incidente. Tercero, un Carlos Sainz que aprovechó inteligentemente las escaramuzas de la salida para pasarlos a todos y estar en una posición privilegiada, pero difícilmente sostenible en la distancia de carrera. Tras ellos, Ricciardo, Kevin Magnussen, Leclerc, Räikkönen, Grosjean –que sería más adelante penalizado con cinco segundos por el toque con Ocon– Pérez, Hülkenberg, Ericsson, Vandoorne, Hartley, Stroll, Sirotkin –que también recibiría una penalización de cinco segundos por ser demasiado lento tras el coche de seguridad–, Alonso, Vettel y Bottas.
En la resalida en la sexta vuelta, las posiciones delanteras se mantuvieron bastante intactas –Räikkönen adelantó a Lecler–-, pero no así en la parte trasera. Vettel atacó a Alonso en la tercera curva por el exterior, mientras el español intentaba aguantar la posición en vano, lo que acabó provocando un trompo para el piloto de McLaren, que se quejó amargamente de la valiente maniobra del alemán, que comenzaba así su remontada. Ese fue el gran aliciente de la carrera, no tanto con Bottas que tenía dañado el suelo de su monoplaza tras arrastrarlo durante gran parte de la vuelta tras su pinchazo. En cabeza, mientras Hamilton ponía tierra de por medio, las posiciones se fueron estabilizando. Räikkönen pasaba a Magnussen en la vuelta ocho, Ricciardo a Sainz en la 9, que perdía en la décima vuelta su posición con Räikkönen para caer a un quinto lugar sólido.
En la vuelta 11, Vettel ya estaba en los puntos y en la 20, ya había superado a Sainz para ser quinto, con la chicane de la recta de Mistral como su lugar preferido para los adelantamientos. La diferencia con Hamilton era de 30 segundos, a lo que sumar los cinco segundos de sanción. La carrera no era una opción, el peso de su error pasándole factura. No sería hasta la vuelta 26 que la cabeza de carrera abrió el turno de paradas, con Verstappen deteniéndose para montar el blando, lo mismo que hizo Sainz en la vuelta siguiente, volviendo a pista justo por delante de Alonso que, previsiblemente, no volvería a parar en boxes. En la vuelta 29, era Ricciardo el que optaba por los blandos y salía detrás de Vettel en quinto lugar. Justo después, Pérez decía adiós en los boxes a la carrera, en un día aciago para Force India.
Leclerc hizo durar el ultrablando hasta la vuelta 32, siempre en los puntos pese a verse superado por algunos rivales. Magnussen le acabó superando, pero aunque podía estar cerca de él, no era su lucha ni su objetivo. El monegasco, sereno en la que era su carrera, sin entrar en peleas vanas que su posición podría provocarle. En cabeza, muy tranquilo, Hamilton, que paró en boxes en la vuelta 33 y optó por la opción conservadora de los blandos para acabar la carrera. Sólo eso evitó que liderase toda la carrera, porque Räikkönen pasó momentáneamente al liderato, que cedió en la vuelta siguiente al parar en boxes y colocar los neumáticos superblandos. Hasta ahí había hecho durar el ultrablando y ahora tenía una opción de atacar a los Red Bull, con gomas menos prestacionales. Y eso que en esa misma vuelta 34, Ricciardo pasaba a Vettel en la curva 11, justo tras Signes, en una maniobra muy elegante, típica del australiano. Las gomas de Vettel no iban a durar hasta el final con un ritmo competitivo, y no puso resistencia alguna cuando Räikkönen lo superó en la vuelta 39en la chicane de Mistral, cayendo a quinto lugar. En ese momento, tenía ventaja suficiente para parar de nuevo y el que Bottas hiciese justo eso desde la sexta posición en la vuelta 40 –ultrablando para el finlandés, en una parada nefasta que le hizo perder tres posiciones– hizo que Ferrari optase definitivamente por parar a su piloto líder: cumplir la sanción y colocar neumático ultrablando, quinta posición asegurada y neumáticos para estar cómodo al final de la carrera.
Un final de carrera marcado por el encendido ritmo de Räikkönen, que se acercaba con velocidad a Ricciardo. Los Williams dieron la puntilla al australiano en la vuelta 45, molestando tanto Sirotkin, pero especialmente Stroll, al piloto de Red Bull, que vio recortada su ventaja en un segundo con su perseguidor, que ya estaba encima y empezó a atacarle, lo mismo que hizo Vandoorne sobre Alonso, aquejado por unos neumáticos agotados –paró en la vuelta 48, a cinco de final, poniendo ultrablandos y cayendo a último lugar–. Kimi se puso a rebufo en la recta de meta en la vuelta 47, intentó pasar por el exterior en la primera curva, luego por el interior en la tercera, pero Ricciardo aguantaba estoicamente ante lo inevitable: al llegar a la chicane de la larga recta trasera, entre mejor tracción y potencia, y DRS, Kimi se colocó tercero para refrendar una recuperación destacable. Verstappen estaba, sin embargo, demasiado lejos.
Todo parecía definido. Pero el MGU-K del motor Renault de Sainz empezó a fallar en la vuelta 50 y fue una víctima muy fácil para Magnussen y Bottas. El español caía al octavo lugar tras merecer mucho más. Pero no acabaron ahí los sustos. Stroll batallaba con Sirotkin, en la lucha interna de Williams. Al llegar a la rapidísima Signes en la vuelta 51, el neumático delantero izquierdo estalló. Por fortuna, la larga escapatoria evitó algo más grave que un susto fuerte en un lugar poco agradable para tener un problema. Debido a los restos se puso en activo el coche de seguridad virtual, y así podría haber acabado la carrera, pero se eliminó a media vuelta del final. Nada cambió entonces, salvo la retirada de Alonso, desde la última posición, por un problema en la suspensión.
Hamilton lograba así la 65 victoria de su palmarés en F1, con un dominio absoluto que sólo se vio inquietado en la salida, en la que, de no estar arrinconado Vettel, podría haber perdido la posición. La carrera podría haber sido entonces otra, pero la que fue es que Hamilton, salvo los Libres 3, lideró todas las sesiones en Paul Ricard y que casi lideró todas las vueltas de carrera. Indiscutible el británico en Francia, recuperando el liderato con 14 puntos de ventaja sobre Vettel, una manera estupenda de comenzar la gira de carreras seguidas que vienen ahora.
En segunda posición, un Verstappen que doblegó a su compañero de equipo todo el fin de semana, un Ricciardo que sólo pudo ser cuarto, sin nada que destacar salvo su intento de aguantar a Räikkönen, recuperando las buenas sensaciones que el holandés tanto necesita. Y en ese estado de ánimo, quiso recordar a los periodistas la persecución que sufrió ante sus errores, personalizándolo en el fallo de Vettel en la salida y preguntándose si también le reprocharían el error, como otras veces habían hecho con él. Pese a ser innecesario, eso no empaña que el joven holandés está recuperando la seguridad en pista –el talento jamás se desvaneció– y obteniendo resultados positivos, que es justo lo que se espera de él.
En tercera posición, Räikkönen, que recuperaba el podio desde Bakú, el cuarto de una temporada gris para el finlandés, que tiene los días contados en la F1, salvo sorpresa. Y sin embargo, cuando Kimi decide traer un pálido reflejo del piloto que fue, rápido, agresivo, seguro, es una delicia verle pilotar. Su ataque incisivo y valiente a Ricciardo, aunque ayudado por unos mejores neumáticos, fue la lucha más bonita de la carrera. Siga o no la temporada que viene, Ferrari, la F1, los aficionados y el propio Kimi necesitan y merecen un piloto así, que deje al menos buenas sensaciones y quiera ser protagonista en la medida de lo posible.
Parcialmente salvando los restos del naufragio, en quinta posición Vettel. Error inaceptable del alemán en la salida, todavía teniendo en cuenta que pueden ocurrir. Un fallo de cálculo impropio de un tetracampeón del mundo, que se dibuja como un piloto inconstante, un reflejo que no se corresponde con la realidad del pilotaje del alemán. Pero es que en la lucha por el Mundial, en un día en el que podía haber asegurado un podio, quizás incluso un segundo lugar, sólo recabó los diez puntos de la quinta plaza. Hay que saber obtener el máximo en cada carrera y en ésta, el alemán –de nuevo– no supo lograrlo. El Campeonato se vuelve inestable en sus manos.
Gran sexto lugar de Magnussen con el Haas, tras una buena salida y aguantando en los últimos compases a Bottas. El danés sigue siendo el que suma los puntos para el equipo en cantidad acorde al nivel del monoplaza. Por su parte, el séptimo lugar de Bottas no es achacable al piloto, tras el incidente inicial en el que su monoplaza quedó ligeramente dañado. Y pese a ello, era esperable mejor resultado para él, como mínimo el sexto lugar dado el gran potencial de su coche. Justo tras el finlandés, en octava posición, un Sainz que desde su monoplaza acabó deseando el final de carrera. Un resultado agridulce tras la carrera, pero que no empaña el gran fin de semana del madrileño, que pudo ser sexto sin apuros y que superó a su compañero, que acabó justo detrás de él, maquillando así la realidad de un fin de semana pobre para Hülkenberg. Es una oportunidad perdida para Sainz y Renault por un fallo que ya es reincidente.
De Leclerc empiezan a faltar las palabras. Décimo, con un coche que tiene un gran motor, pero apenas nada más, el joven protegido de Ferrari obtiene unos resultados impresionantes. Un fin de semana para recordar. ¿Merece ya el puesto en Ferrari? Sí, sin duda. Pero con la visión del tiempo se asoman las sombras de otros talentosos pilotos a los que Ferrari acabó destrozando la carrera y nombremos sólo a uno: Ivan Capelli, que en 1992 vio cumplido el sueño de correr para la Scuderia y un coche atroz le acabó expulsando de la F1. Ferrari puede ser un lugar en el que obtener las mayores glorias o un fagocitador de talentos implacable. Cuidado con que Ferrari no se transforme en Saturno si Leclerc corre para ellos y también devore a sus hijos.
Fuera de los puntos, Grosjean, otra vez errático mientras su compañero suma en cuanto tiene ocasión. Y luego, la lucha de los impedidos: Vandoorne fue 12º, superando a Ericsson –empieza a estar contra las cuerdas el sueco ante el rendimiento de Leclerc-. Los McLaren fueron una decepción profunda en Francia, con Alonso abandonando cuando estaba en último lugar. No podían luchar contra nadie, salvo con ellos mismos. La crisis interna en la compañía es profunda e innegable, y se avecina un periodo turbulento para la otrora invencible McLaren, que debe retomar el rumbo, pero ser sincera consigo misma. Otros equipos han pasado por épocas duras –Ferrari por ejemplo–, pero han sabido remontar. McLaren también lo ha hecho otras veces, pero pretender que las cosas no están tan mal, cuando es una obviedad, es lo que más daño les hace. Alonso pasó del todo a la nada en tan sólo siete días. Cerraron la tabla Hartley –poco rendimiento del Toro Rosso y el Honda– y Sirtokin.
Esta semana toca Austria, otro histórico. Dejamos atrás la Provenza y nos encaminamos hacia las montañas alpinas, un cambio de paisaje como el que propició Hamilton en Francia, invadiendo con un perpetuo gris la gama cromática de la zona que enamoró a los pintores impresionistas. Lewis mira con firmeza al pentacampeonato.
(Publicado el 25-06-2018 en http://soymotor.com/articulos/gp-de-francia-f1-2018-lewis-pinta-la-provenza-de-gris-950957)