GP Hungría 2014: gran Alonso, gran carrera.
No era su pelea. Nunca hubiera debido estar ahí. Pero en una carrera de inicio complicado, con un par de coches de seguridad, y unas estrategias que podían ser abiertas e imaginativas, Fernando Alonso brilló como en las grandes ocasiones. Lo hizo todo, y lo hizo todo bien.
Que a falta de dos vueltas aún estuviera líder del Gran Premio era sencillamente algo difícil de creer. Pero no era del todo descabellado pensar que, si podía resistir en la recta, pudiera ganar la carrera, puesto que en el revirado Hungaroring no se puede adelantar. Aguantó a Hamilton, que no pudo con él. Lástima que no pudo contener (gracias, DRS) a un veloz Daniel Ricciardo.
La Scuderia Ferrari también hizo cosas bien, básicamente, y puestos a no ganar nada, ser arriesgados con la estrategia. Esta vez salió bien, y se le reconoce. De haber salido mal, se le echaría a los leones. Pero algo ha mejorado en un Ferrari que consiguió el mejor resultado global del año hasta ahora, con un Räikkönen que, tras aguantar brillantemente a Sebastian Vettel, firmó un 6º lugar viniendo desde el fondo de la parrilla. Buena carrera del finlandés, también.
Pero la auténtica remontada la protagonizó Lewis Hamilton. Salir último desde el pit-lane, tener un trompo en la primera vuelta (dañando el alerón delantero), y llegar al final de la carrera con opciones reales de ganar, acabando tercero, no puede sino calificarse de genialidad. Se podrá decir que tiene el mejor coche de la parrilla, lo que es cierto, pero en una carrera tan complicada y en un circuito tan difícil para adelantar, su carrera ha sido brillante. Y de paso, desobedeció una absurda orden de equipo que le obligaba a dejar pasar a Rosberg hacia mitad de carrera: hizo bien en no dejarle pasar, porque Nico no era más rápido, y porque además, de haberlo hecho, puede que no hubiera conservado el podio. Fue muy hábil en su respuesta el piloto británico. La pena para él es que tiene que trabajar como un titán los domingos dados los problemas que le surgen en la clasificación. Lástima, también, que todo ese trabajo tenga poca recompensa, al haber acabado Rosberg 4º.
Pero claro, Rosberg iba lanzado a la victoria, con lo que esta carrera ha resultado fatal para el alemán. El primer coche de seguridad le ha arruinado la carrera, unido a ciertos problemas de frenos. Que haya llegado 4º (acechando seriamente a Hamilton y a Alonso) es un daño menor, dado que podría haber terminado más atrás.
Por supuesto, preciosa segunda victoria para Ricciardo, en un día donde sólo los mejores saben leer las carreras: en la vuelta 24 de 70, el joven australiano ya comunicó a su equipo que podían ganar la carrera, y no se equivocó. Peleó la victoria con los mejores de la parrilla, y no dudó en atacar a Hamilton y a Alonso sin contemplaciones. Mientras tanto, un Sebastian Vettel masacrado sólo podía ser séptimo, eso sí, tras un trompo al límite del muro en plena recta de meta.
Ahora llega el parón veraniego, y un tiempo para reflexionar. El mercado de fichajes está absolutamente incandescente, especialmente con un Alonso que ayer –si es que hacía falta- se revalorizó como un piloto excepcional. Ferrari, que ya trabaja en cada Gran Premio en el coche de 2015, trata de seducirle para que renueve (porque contrato tiene hasta 2016), mientras los mentideros del paddock hablan de Mercedes –donde parace que Hamilton no está muy a gusto- y Mclaren –donde se rumorea que Honda le ha ofrecido 44 millones al año-. Sacarlo de Ferrari va a ser complicado, salvo que alguna cláusula de rendimiento le permita rescindir el contrato. Pero, de ser así –se dice que si Ferrari no acaba tercera en el mundial de constructores, podría rescindirlo-, y si quisiera irse de la Scuderia, con actuaciones como la de ayer, Fernando está corriendo contra sí mismo, poniendo al coche más allá de donde le corresponde.
José Miguel Vinuesa
Almacén F-1 